El turismo masivo es cada vez más frecuente en nuestro país. Visitas como a San Juan de Gaztelugatxe, el camino de Santiago o la Gran Vía han hecho que el turismo sea masivo, provocando la venta anticipada de entradas a lugares históricos.
La subida a Gaztelugatxe parece el parking de un centro comercial en plenas navidades. Este año, alrededor de unas 235.000 personas se acercaron a la Reserva de la Biosfera del Urdaibai; unas 2.789 más que hace dos años. A pesar de los doscientos cuarenta y un escalones, no frenan a los turistas en asistir. En fila india y con paciencia llegan a la meta, la ermita del siglo X.
La cima en Montserrat también es una de las protagonistas del verano, unos 1200 metros recorren para alcanzarla. Una masificación que se repite de punta a punta de España.
En Santiago, el camino es cada vez más multitudinario. En bici o andando, esta ruta puede encontrarse más de 300.000 peregrinos al año.
A la playa de Las Catedrales tan solo pueden pasar 4.812 afortunados al día. Pero este cupo no es suficiente ante la avalancha de solicitudes. Muchos se quedan con las ganas de disfrutar del lugar. Para hacer posible su entrada, hay que solicitar la entrada con una semana de antelación.
Sin embargo, no es una medida nueva que se haga solamente en estos sitios, el mismo sistema se sigue en muchos lugares turísticos de España.