Hemos tenido que esperar mucho, quizá demasiado. Pero por fin tenemos un nuevo álbum de estudio de Lady Gaga en nuestras manos. El último, 'Chromatica', fue en pleno inicio del COVID, en 2020. La promoción fue casi nula. Ya no solo por la pandemia, sino porque la propia Gaga no quería hacerla, como ha confesado recientemente en una entrevista para Zane Lowe. “No hice mucha promoción en el pasado porque necesitaba vivir mi vida y volver a encontrar la inspiración”. Pues hemos de confirmar algo: la ha encontrado. Porque 'MAYHEM', su séptimo álbum de estudio (octavo si contamos la banda sonora de ‘Ha nacido una estrella’), tiene todos los elementos que han hecho de Lady Gaga la artista más influyente del siglo XXI.
Porque cuando ella llegó en 2008, con sus looks imposibles, su descaro y sus ganas de ser una estrella, no había casi redes sociales, ni la lucha por tener más streams. Gaga lo reventó todo, cambió las normas y su influencia puede verse en retazos de cada nueva cantante emergente. Gaga es la Madonna de este siglo, y lo más cercano a Michael Jackson que hemos tenido nunca. Pero no ha tenido mucha suerte. Todos recordamos el fiasco de 'Artpop': problemas con su equipo, con su manager, la denuncia de R.Kelly… Un proyecto en el que había puesto todas sus ganas, pero que acabó de forma repentina.
“'Artpop' fue un álbum muy especial para mí. Por alguna razón, ese disco se percibió como más desafiante, creo que porque estaba luchando contra algunas de las cosas más nuevas en mi vida, como vivir a la altura de mi nueva imagen y querer romper con eso. Era más un concepto y una filosofía que una estética”, ha explicado en su entrevista con Zane Lowe. Un disco que el tiempo ha recuperado, pero que no fue entendido en su lanzamiento.
'Joanne' se quedó a medio camino y 'Chromatica' se hundió por la falta de compromiso y promoción. Pero la era de 'MAYHEM' ha comenzado arrasando. Se ve a una Lady Gaga que vuelve a disfrutar. Y solo hay que ver toda la promoción acumulada: dos singles con video antes del lanzamiento; una de las canciones del álbum ya es canción oficial de la nueva temporada de Fórmula 1; entrevista con Zane Lowe; un Saturday Night Live!; este 8 de marzo; Coachella, concierto multitudinario en CopaCabana, en México DF… Sus ganas se notan.
Y todo se lo debemos a su prometido, Michael Polansky. Como desveló la artista en una entrevista para ELLE, fue él quien no dejó de insistirla en que debía volver a hacer un álbum de pop. Gaga se puso manos a la obra y este 7 de marzo nos entrega 'MAYHEM', que es un compendio de sus mejores facetas, matizadas con un sinfín de referencias e influencias que, aunque parezca dar como resultado un disco sin sentido, dentro de su propio caos encontramos el significado. Ya nos lo explicó Azealia Banks, firme defensora de Gaga desde su Twitter: “'MAYHEM' empieza con una enfermedad (‘Disease’) y acabas muriendo con una sonrisa (‘Die with a smile’). Y no podemos estar más de acuerdo.
El álbum comienza con la mencionada ‘Disease’, una vuelta a ese dark pop que tan bien se le da a la mother monster. Similar en sonido a su 'The Fame Monster', es el inicio perfecto del disco, y nos engaña por completo. Porque pensamos que el resto de canciones irán por esos derroteros. Nada más lejos de la realidad. Porque solo es una primera parte de un caos creativo perfectamente medido, repleto de buenas canciones. Las cuatro primeras siguen ese tono oscuro y sucio. ‘Abracadabra’, que sienta las bases de todo el concepto de esta nueva era; la pegajosa ‘Garden of Eden’, que tiene toques de ‘Manicure’ y tiene madera de hit, con un final descarnado y metálico; y ‘Perfect Celebrity’, que iba a ser originalmente el título del álbum, y que es una de las favoritas de Gaga. Su comienzo puede recordarnos a los Linkin Park de comienzos de los 2000, un dark pop con los cambios de voz espectaculares de Gaga, que va a más, cada vez más furiosa, con más ira, hablando sobre sus diferentes personalidades: Stefani Germanotta y la propia Gaga.
Y, de repente, todo el sonido del disco cambia con ‘Vanish into you’, que cambia de estilo varias veces durante los cerca de cuatro minutos que dura. Parece una balada, pero luego gira hacia el ‘Fashion’ de 'Artpop', dándonos un pre-chorus muy cercano al estilo musical de su disco 'Born this way'. Gaga se va a hartar de cantar esta canción a piano, haciendo su propia versión acústica. Una elegancia innata que nos recuerda la facilidad que tiene la cantante de construir canciones imperecederas. Pero es que ‘Vanish into you’ parece realmente un interludio, similar a los que encontrábamos en 'Chromatica'. Porque vuelve a cambiar el estilo y llegamos a la parte funk del disco.
‘Killah’ es una mezcla de su ‘Sexxx Dreams’ de 'Artpop' ('MAYHEM' es deudor directo de dicho album), con riffs de guitarra a lo ‘Kiss’ de Prince o el ‘Rain fall down’ de The Rolling Stones. Ese rollo funk setentero/ochentero, deudor de Boney M. o Donna Summer sigue presente en las siguientes pistas del disco: ‘Zombieboy’, con una Gaga cantando con un tono mezclado entre Florence Welch y Candi Staton (otro hit en potencia), y un inicio que nos recuerda al ‘Hollaback Girl’ de Gwen Stefani; una ‘LoveDrug’ que recuerda a su época de The Fame con retazos de su ‘Bad Kids’ en Born This Way; o su ‘How Bad Do U Want Me’ que bien merecería un remix cantado a dúo con Taylor Swift (muy 1989, muy Reputation).
‘Don’t Call Tonight’ sigue esa estela funky muy cercana al mejor The Weeknd. De hecho, bien podría ser la interpretación de Gaga al hit de ‘Save your tears’. Al igual que ‘Shadow of a man’, uno de los puntos álgidos del disco, con el estribillo más pegadizo de todos, con ecos de Miami Sound Machine. La canción que Ava Max siempre ha querido hacer. Y para cerrar el album, llegamos a las tres canciones más lentas de todas, baladas marca de la casa. Primero ‘The Beast’, con reminiscencias a su ‘Highway Unicorn (Road to Love’) y un marcado acento de ‘The Queen’, con una Gaga potente, con una voz dura, fuerte y mejor que nunca. Porque en MAYHEM Gaga vuelve a demostrar el poderío que tiene a la hora de cantar, cómo controla cada estilo, cada nota, cada silencio, cada desgarro. Una barbaridad. Quizá pase más desapercibida esta canción pero tiene uno de los mejores finales, con ese riff de guitarra y esos gritos desesperados de Gaga.
Terminamos con ‘Blade of Grass’, dedicada a su prometido, y que demuestra de nuevo la facilidad de Stefani Germanotta para crear baladas increíbles. Esta nos recuerda a ‘Dope’ pero con mucha más fuerza, más cohesión y que puede convertirse fácilmente en un clásico de su discografía. No habría desentonado en Joanne. Cierra MAYHEM con ‘Die with a smile’, el dúo con Bruno Mars, que se ha convertido en un auténtico éxito inesperado, siendo la canción que más tiempo ha estado número 1 en Spotify, superando a la infame ‘Dance Monkey’. En definitiva, MAYHEM tiene los elementos necesarios para convertirse en un antes y un después en la carrera de Lady Gaga. Ella está dispuesta a todo, y lo está demostrando. Y nos ha dado un disco a la altura de sus mejores trabajos, dejando notas de todos sus anteriores discos, y creando un caos perfecto. Un maelstrom en el que dejarse arrastrar para acabar en las profundidades del talento de una de las grandes artistas de la música. Larga vida al caos. Y desde luego morimos con una sonrisa. Porque Gaga ha vuelto, y de qué manera.
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