La niña de E.T cumple 50 años. Drew Barrymore tenía solo siete cuando saltó a la fama mundial por su papel en la película de Steven Spielberg. Desde entonces ha desarrollado una carrera profesional plagada de subidas y bajadas, tantas como las que ha experimentado en su tumultuosa vida personal, pero llega al medio siglo de vida en su mejor momento, convertida en un fenómeno de la pequeña pantalla gracias a 'The Drew Barrymore Show'. La actriz y presentadora ha querido celebrarlo con una publicación en Instagram: "¡Estoy tan emocionada de tener 50! Estoy llena de gratitud hoy".

Quizás Drew es tan querida por el público porque nunca ha escondido su complicado pasado. Su padre, sus abuelos y otros familiares eran actores, así que la interpretación corría por sus venas. Desgraciadamente desde muy pequeña también lo hicieron otras sustancias. A los 10 años fumó su primer porro, a los 12 era consumidora habitual de cocaína y a los 13 intentó suicidarse e ingresó en un centro de salud mental. Su madre también era su manager pero no supo controlarla. "Studio 54, la hierba y el alcohol les parecía bien, pero no me dejaban ni tocar el azúcar", llegó a decir la actriz sobre cómo fue educada. No es de extrañar que con 15 años pidiera su emancipación.

Durante décadas Barrymore ha estado en terapia, luchando con sus demonios y aprendiendo a reestructurar su vida. "Estoy trabajando en un buen camino para que haya paz donde antes había demonios", confesaba hace cuatro años en una entrevista en la CBS. Hoy su bastión vital más sólido son sus dos hijas, Olivia (12 años) y Frankie (10), ambas fruto de su tercer matrimonio con Will Kopelman, de quien se divorció en 2016.

Junto a ellas tenía previsto celebrar su 50 cumpleaños. "Somos las tres sardinas y nos meteremos en nuestra lata. Siempre he pasado la noche con ellas en mi cumpleaños y en los suyos. Pero el tema principal del cumpleaños número 50 son las fiestas de pijamas. Las fiestas de pijamas nunca deberían desaparecer", revelaba en 'Us Weekly'. La actriz de 'Scream' aprovecha una onomástica tan redonda para reflexionar sobre su pasado y cómo el empeño que puso en mejorar en todos los ámbitos a los 40 le ayudó a alcanzar la felicidad que ahora experimenta.

"Antes era capaz de divertirme y experimentar la alegría, pero no sé si era feliz. Hay una gran diferencia y ahora soy realmente feliz. Esta década me ha ayudado verdaderamente a encontrar formas de elegir la felicidad, y tengo que elegirla todos los días una y otra vez", confiesa. La energía con la que Drew comienza una nueva década es inspiradora y así ha querido transmitírselo a sus seguidores en redes sociales: "Envejecer es tan maravilloso como parece".