'We have a dream', el documental que nos muestra diferentemente iguales: "Los niños con discapacidad deben ser integrados"

El director Pascal Plisson acaba de estrenar 'We have a dream', un documental con poderosos testimonios de superación en diferentes países
Cuenta historias como la de dos niñas nepalesas con las piernas amputadas tras el terremoto de 2015. O la de Maud, bailarina sorda con una prótesis en la pierna
Nos acerca a sus protagonistas y nos cuenta cómo fue convencer a los padres y cómo le transformó conocer sus vidas
"Por accidente o enfermedad, todos podemos enfrentarnos a una discapacidad a lo largo de nuestra vida", nos anticipa el director Pascal Plisson (París, 1959), que nos atiende desde su residencia parisina. Acaba de estrenar 'We have a dream', un documental que rinde tributo a las personas que luchan por sus sueños desde sus diferentes discapacidades. Sus protagonistas son niños y adolescentes de diferentes países, historias de superación, como la de Maud, la niña francesa que abre la película. "Vive alegremente con una discapacidad severa. Va en patinete, toca el violín y sigue las mismas clases de danza que Romy, su hermana gemela. Aparentemente tan normal que, al principio del rodaje, dudaba que fuera discapacitada. Está tan bien, tan cómoda, que nos preguntábamos dónde está".
Plisson ha tomado el título del discurso más famoso de Martin Luther King, 'I have a dream', cuando habló de su deseo de que negros y blancos pudiesen coexistir armoniosamente y como iguales. Cree firmemente en este mensaje que él amplía a la discapacidad y se lo corrobora cada uno de sus protagonistas. "No retroceden ante ningún desafío. Maud toca el violonchelo y practica vela, atletismo y danza contemporánea. Su vida es igual que la del resto, igual que la de sus hermanos, especialmente su hermana. Son inseparables".
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Maud es la única protagonista europea de 'We have a dream', pero comparte con el resto, niños y adolescentes nacidos en Kenia, Nepal, Ruanda… un factor decisivo: su integración natural en la sociedad. Y este es el mensaje que quiere transmitir Plisson.
Caminatas de varias horas para asistir a la escuela
El cineasta francés arrasó en 2013 con el documental 'Camino a la escuela', Premio César al Mejor documental, basado en las adversidades y peligros de unos niños de Kenia, Argentina, Marruecos e India para llegar a la escuela. "Durante años -nos cuenta- filmé animales en África y así conocí a tres jóvenes guerreros masái que habían estado caminando desde el amanecer para ir a la escuela. Esto transformó mi visión de la escuela y la educación. La escuela, que en nuestros países occidentales es a menudo una tarea tediosa, para estos niños del otro lado del mundo la viven como una magnífica oportunidad para vivir mejor, para ascender y construir su propio futuro. Este documental cambió el rumbo de mi carrera como director".

Más de una década después, Plisson estrena en España 'We have a dream', con una estructura similar basada en testimonios de niños con diferentes tipos de discapacidad. "Las personas con discapacidad de nacimiento o como consecuencia de un accidente deben ser incluidas en nuestras sociedades. Es muy positivo, tanto para el niño con discapacidad como para los estudiantes sin discapacidad".
En la película observamos cómo en países como Kenia, Nepal o Ruanda la inclusión se da de forma muy natural. Todo lo que se necesita es que el director de la escuela acepte y el niño se incorpore. No hay que hacer ninguna petición administrativa, todo es muy sencillo y los directores están muy comprometidos para evitar que estos alumnos, a menudo pobres, se queden en el camino y para que los niños sanos se acostumbren a vivir con niños con discapacidad".

Por lo que ha observado, los prejuicios están disminuyendo. "La discapacidad está mejor integrada en nuestras sociedades occidentales y en todo el mundo, sin duda gracias a la cobertura de los medios de comunicación y la comunicación relacionada con la inclusión de las personas con discapacidad. Aparte de la discapacidad mental y a veces invisible, que requiere un enfoque diferente de la inclusión, la discapacidad física o incluso el autismo leve con TDAH se integra cada vez más en las escuelas".
Los Juegos Paralímpicos ayudan a cambiar el enfoque
Aunque Plisson observa que algunos países, como Brasil, se están quedando atrás en la inclusión de estos niños, en general la opinión pública está cambiando. Cree que los Juegos Paralímpicos, que exponen a los atletas discapacitados al mundo que se superan a sí mismos y cuyo coraje es ilimitado, están ayudando a ese cambio de visión.
Son ejemplos para nuestra sociedad que nos transforman. Al menos a él, el encuentro con estos niños y las largas conversaciones con sus padres, le ha cambiado cualquier enfoque vital. "Descubrí familias extraordinarias, niños que son héroes para mí. He conocido familias de increíble resiliencia y que afrontan sus vidas, necesariamente diferentes a las familias que no tienen un hijo con discapacidad, con coraje, amor y voluntad de hacer todo para que su hijo pueda vivir una vida inclusiva en las escuelas y en la vida cotidiana. Me he encariñado con todas estas familias, estamos en contacto, hablamos entre nosotros y regularmente escucho a los niños".

"No tienen nada, pero son felices y dignos"
El documental ha desarrollado una empatía especial gracias a sus personajes. "Los amo y probablemente por eso me abren la puerta de su casa y sus corazones. Soy muy sensible a los niños de todos estos países que a menudo no tienen mucho y que luchan por avanzar hacia la educación. Niños que son conscientes de que la escuela y la educación son la única oportunidad que tienen de esperar una vida mejor que la de sus padres. No tienen nada, pero son felices y dignos. El mundo de la infancia y la adolescencia es un mundo frágil y sensible. Todos estos encuentros con los niños, los padres y los maestros los que me han transformado y desarrollado esta ultra sensibilidad que tengo sobre el tema de la escuela y la educación".
Llegó a ellos gracias la ONG Handicap International, que le ayudó a recopilar una treintena de historias increíbles, pero muy diferentes entre sí. Así conoció a Antonio, un niño autista brasileño adoptado por una pareja de bailarines en silla de ruedas; a Xavier, un ruandés que, de no haber intervenido su madre, habría sido vendido por sus familiares por su condición de albino y las supersticiones que conlleva el albinismo en África. Nirmala y Khendo, dos niñas nepalesas con las piernas amputadas tras el terremoto de 2015, son otras de las protagonistas. "Descubrí personalmente a Charles, el pequeño niño ciego desde su nacimiento, en Kenia".

Cómo se ganó su confianza
Reconoce que el rodaje no fue fácil. "Para la mayoría, el cine es muy abstracto, la gente no sabe necesariamente lo que representa. Pero, al haber pasado una buena parte de mi vida en el fin del mundo, sé cómo acercarme a ellos lo suficientemente rápido, como en mis documentales anteriores, pude ganarme su confianza. Me convertí en el amigo de la familia. Los más difíciles de convencer fueron los padres de Maud, ellos sí saben lo que es el cine: me llevó casi seis meses que el padre empezará a confiar en mí".
Más de 100.000 alumnos ya la han visto en Francia y, según dice, han quedado impactados. "Los niños están dispuestos a aceptar la diferencia. A menudo son los adultos quienes tienen barreras". Lo último que quería era una película "sacalágrimas". "Al contrario, mi intención es que aporte esperanza. 'We have a dream' transmite un mensaje extremadamente positivo Es un poco mi ADN. No sabría construir una historia donde no haya esperanza. Una esperanza que la puesta en escena ilumina todavía más... Cada plano debe aportar algo; debe remover por dentro".