Marea: “Si con 16 años hubiéramos escuchado música urbana, igual no seríamos rockeros”

  • El grupo pamplonés celebra el 25º aniversario de su primer disco, ‘La patera’, con el que pusieron patas arriba el rock nacional.

  • “Nos parece una estupidez decir que el rock está muerto: es más masivo que las músicas que están de moda”, espetan.

  • Sobre su éxito, analizan: “Somos gente normal, por eso la gente normal nos entiende. Y la gente normal es la mayoría”.

En 1999, la industria discográfica española se vio acometida de violentas convulsiones y furibundos espasmos generados por una banda, entonces de nuevo cuño, que puso de nuevo el rock bajo los focos. Un rock callejero, afilado, áspero y, en cierto modo, rústico como una hogaza de pan duro. La banda se llama Marea, y a base de contundentes guitarras y las letras poéticas de su cantante, Kutxi Romero, veinticinco años después sigue entre los grandes de la música de nuestro país. Aquel año publicó su primer disco, La patera, y para celebrar que se reedita remasterizado en vinilo por primera vez (y en otros formatos), charlamos con el grupo.

Su caso pone en entredicho la idea, hoy ampliamente implantada, de que el rock ha dejado de interesar al gran público. “Se dice eso —explican—, pero no hay pruebas de ello, sino de todo lo contrario. Las bandas que más entradas venden son las de rock. Robe ha pasado de las 300.000 entradas. Cada vez que hacemos una gira, más espectadores vienen, y la gente joven también se engancha. Nos parece una estupidez decir que el rock está muerto: es más masivo que las músicas que están de moda. Dicen que el reggaetón está muy vivo, pero no mete tanta gente como nosotros. Modas hemos visto pasar muchas. Decían: ‘Viene el indie, ahora el rock se hace desde las universidades…’. Tampoco veo que haya sido para tanto. Los rockeros nunca hemos estado de moda, y por eso nunca podemos dejar de estarlo”.

La aparente sencillez de su sonido y las letras de Kutxi siguen siendo los principales alicientes que mantienen a Marea en la primera línea del rock nacional. “Gracias a la tradición —dicen—, el rock urbano está muy arraigado en el ADN de este país, mucho más que el rock americano. El trabajo que hicieron nuestros padres, Rosendo, Barricada, Los Suaves, Extremoduro… está en cerebro de la gente, y es la música que hacemos. Y el hecho diferencial es Kutxi: escribe lo mismo para una persona que está enferma, un adolescente en plena rebeldía, alguien que ha debido dejar su país o está en la última etapa de su vida y se enfrenta a la madurez… Escribe sobre sentimientos, y eso hace que la banda pueda trascender y abre mucho el espectro de público”.

La maqueta que llega a una multinacional

La llegada al estrellato de Marea parece un guion de película. La patera, concebido como una maqueta, viajó por correo a los despachos de muchos cazatalentos de compañías discográficas. En una de ellas, multinacional para más señas, por error en el envío de Alén Ayerdi, batería de la banda, fue directa a la mesa del presidente. “Ese señor debió coger el paquete —recuerdan—, leyó la carta, puso el disco e inmediatamente mandó a dos emisarios a ficharnos a Pamplona. Como te lo cuento. Me gustaría contar que empezamos desde abajo, pero desde un primer momento tuvimos suerte”.

Aquellos primeros pasos como profesionales de la música dejaron honda huella en estos músicos navarros. “A Linaje, el grupo del hijo de Kutxi, les decimos que disfruten mucho esa época, en la que todo se te queda grabado a fuego. Vas descubriendo cómo se hacen las cosas, cuál es tu público… Los recuerdos que tenemos de los inicios son maravillosos. Del presente se disfrutan otras cosas. La experiencia te da pie a disfrutar de la musicalidad, de los sonidos… Tienes en cuenta otro tipo de detalles, lógicos de nuestra edad. Pero en los comienzos está todo por descubrir, todo es nuevo. Ahora ya tienes un control más grande sobre cómo quieres hacer las cosas”.

Aquel primer contrato duró apenas un año; el segundo disco lo publicaron por una compañía independiente. “Vimos que en la multinacional faltaba una continuidad”, apuntan. “Éramos un grupo en desarrollo, y no disponía de medios para promocionar lo nuestro.

Hicieron cosas bien, entramos de gira con Reincidentes y nos vio mucha gente, pero casi a la vez ficharon a Estopa y El Canto del Loco, con quienes lo tenían fácil porque los metían en radiofórmulas. No es que hicieran las cosas mal, sino que queríamos que en nuestro caso fuera un apoyo más progresivo. Sentíamos como que no sabían cómo trabajar lo nuestro. Tenían grupos muy grandes y nosotros éramos muy pequeñitos”. Con el tiempo fundaron su propio sello, El Dromedario Records, que en 2015 llevó a Lo que aletea en nuestras cabezas, de Robe, al número uno de la lista de ventas.

Público transversal y culto

En estos años, Marea no solo ha conquistado a los rockeros, viejos y nuevos, de este país; su público es, en cierto modo, transversal, aunque con matices que aportan homogeneidad. “Decimos muchas cosas en las canciones de una forma poco directa. Nuestro público tiene un modo de vida, que es el rock, y le gusta la poesía; es gente culta. No hemos sido muy transgresores, nos han interesado más las historias de la gente normal, más que la política o temas combativos. Hablamos de héroes anónimos, somos gente normal y por eso la gente normal nos entiende, y la gente normal es la mayoría”.

A pesar de militar con convencimiento en el bando del rock, los miembros de Marea escuchan todo tipo de música. Como expone Alén, “rock de todo tipo, pero también me gusta mucho la música clásica, la electrónica… Escucho a mucho cantautor, de Víctor Manuel a Franco Battiato pasando por Joaquín Sabina: los he seguido y los llevo dentro. Intento estar al día: Arde Bogotá me encanta. De fuera he indagado mucho en el stoner rock, en Queens of the Stone Age, Foo Fighters… Sigo descubriendo bandas que me encantan. Nunca he tenido prejuicios. Me encanta el reggae, el latin… Vi en directo de Marc Anthony y su banda me voló la cabeza”.

Su compromiso con el rock, en cualquier caso, es inquebranteble y empieza a pasar de padres a hijos. Aarón Romero, hijo de Kutxi, es el cantante de Linaje; a las hijas de Kolibrí, guitarrista, les apasiona el rock, “pero también otros estilos”. Lo mismo le sucede al hijo de Alén, “aunque sus amigos escuchar urbano”, dice su padre. Así explica Marea ese equilibrio musical: “El rock antes era una música más reivindicativa, ahora mismo ese papel lo hemos perdido porque somos más poéticos o filosóficos, y lo ha ganado el urbano, ganando así la calle y a los chavales. Igual nosotros con 16 años si hubiéramos escuchado urbano, no seríamos rockeros. La música urbana tiene un mensaje directo que cala en los jóvenes”.

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