Coleccionistas de Lego de generación en generación: “Nos encanta recrear pelis de los 80”

"Yo no había tocado un Lego en mi vida", confiesa Fernando Coy, que acaba de cumplir de 50, pero sonríe como un niño cuando habla de esta afición tardía pero que llegó para quedarse en su vida y la de toda su familia. "Fue en 2011, cuando mi hijo mayor recibió de regalo un todoterreno negro. Nos sentamos juntos a montarlo y, aunque en ese momento no lo sabíamos, habíamos comenzado un viaje que a día de hoy sigue en marcha".

Así comienza la historia de este coleccionista que junto a su hijo mayor dio el pistoletazo de salida a su colección y junto al pequeño la cultiva día a día. Juntos han hecho del Lego mucho más que un juego. Su pasión los ha llevado a construir mundos inspirados en películas, viajes y recuerdos, mezclando creatividad con piezas encontradas en el mercado de segunda mano y plataformas digitales.

El coleccionismo de Lego es más que un pasatiempo para millones de personas alrededor del mundo. La compañía danesa fundada por Ole Kirk Christiansen en 1932 comenzó fabricando juguetes de madera hace casi un siglo, pero no fue hasta 1949 que aparecieron los primeros ladrillos de plástico.

Hoy, Lego es un gigante que produce más de 36.000 piezas por minuto (19.000 millones de ladrillos al año) y vende aproximadamente siete sets por segundo en todo el mundo. Con series icónicas como Star Wars o Harry Potter, y líneas de arquitectura y vehículos, el mercado ha evolucionado del juego hacia el coleccionismo, donde ediciones descatalogadas pueden alcanzar precios de miles de euros entre los más fanáticos.

Fernando y Jorge no son de esos que puedan ni quieran gastarse millonadas en un set. Ellos prefieren diseñar los suyos propios a partir de piezas sueltas, aunque también compran los sets de la marca. "Nunca pensamos que llegaríamos a tanto", admite Fernando. "Al principio comprábamos sets sencillos y los montábamos juntos. Pero después de un tiempo, me vi buscando vehículos y edificios de las películas de los 80, mis favoritas de cuando era joven para hacer mis propios sets".

Entre sus primeras creaciones personalizadas destaca el DeLorean de Regreso al Futuro. Con piezas sueltas y un gasto de solo 20 euros, lograron recrear el icónico coche, sustituyendo colores cuando era necesario.

Creatividad sin límites

"Al ver que podíamos construir algo tan especial, decidimos ir más allá. Hicimos el Interceptor de Mad Max y otros proyectos inspirados en películas como Los Goonies (el favorito de Fernando). Diseñamos la casa de los Fratelli y la entrada al túnel, añadiendo detalles y corrigiendo cosas juntos. Nos costó mucho que funcionaran el tobogán y la trampa", comenta Jorge.

Pero no solo las películas los inspiran. Los viajes familiares también han sido una fuente de ideas. "Después de visitar Roma, construimos el Coliseo. Mi hijo Jorge lo redondeó perfectamente, que es algo muy complicado con Lego. Tiene una habilidad increíble; a veces solo necesita ver algo una vez para recrearlo con ladrillos sin seguir planos", apunta un Fernando orgulloso.

Después de visitar Roma, construimos el Coliseo. Mi hijo Jorge lo redondeó perfectamente, que es algo muy complicado con Lego. Tiene una habilidad increíble

Jorge comenzó con apenas cinco años su afición a estas icónicas construcciones y ya tan pequeño sorprendía con su talento. Una de sus mayores hazañas fue recrear el Patio de los Leones de la Alhambra después de un viaje a Córdoba. "Es impresionante verlo trabajar. Se fija en cada detalle y construye solo con su memoria".

Como muchos coleccionistas, su afición ha llevado a la familia a explorar el mercado de segunda mano y plataformas especializadas para conseguir piezas específicas. "Muchas veces encontramos piezas en Wallapop o nos las regalan amigos y conocidos. Las organizamos en contenedores para tenerlas siempre accesibles", nos explican.

La importancia de estos recursos es crucial en el coleccionismo de Lego, especialmente cuando los sets se descatalogan y su valor se multiplica. "Hace poco conseguimos un set de Lego Technic de 1998 completamente nuevo por solo 15 euros. Fue una suerte porque la vendedora no conocía su valor real", comenta Fernando, que reconoce que todavía se pueden encontrar chollos rebuscando en el mercado de segunda mano.

Hace poco conseguimos un set de Lego Technic de 1998 completamente nuevo por solo 15 euros. Fue una suerte porque la vendedora no conocía su valor real

Sin embargo, también se encuentran retos de vez en cuando, ya que determinadas piezas pueden ser casi imposibles de conseguir y su precio se dispara: "A veces, una sola pieza puede ser absurdamente cara. Recuerdo un casco que costaba 15 euros y era minúsculo. Al final, opté por diseñar mi propia versión porque no tenía sentido gastar ese dinero en algo así", zanja Fernando.

Si de encontrar piezas se trata, hoy día ya existen multitud de herramientas como Google Lens, donde puedes reconocer cualquier pieza con una simple foto. "Hace 30 años, habría sido imposible encontrar piezas específicas sin recorrer mercadillos. Ahora todo está al alcance de un clic".

Entre exposiciones y recuerdos

La pasión por Lego los ha llevado a compartir su trabajo en exposiciones. "Este año hemos participado en cuatro. La maqueta de Los Goonies fue un éxito; incluimos niveles con detalles como el piano y los toboganes de la película".

En su colección destacan recreaciones de películas como Psicosis, Cazafantasmas, Mad Max, La naranja mecánica, La historia interminable, Indiana Jones y el templo maldito o Viernes 13. También cuentan con sets vintage, como una estación de bomberos y un camión de los años 60, que guardan en vitrinas, o con otros de monumentos como la Torre Eiffel (tan alta como el propio Jorge), la Puerta del Sol o el mencionado Coliseo.

Tan complicado como montar un buen set de Lego es mantenerlo a salvo, ya que cualquier golpe puede hacer que se destruya por completo. Ellos tienen varias anécdotas al respecto. En una de ella no quedó ni una pieza en su sitio. "Una vez, el edificio de los Cazafantasmas se cayó por las escaleras y tuvimos que desmontarlo y reconstruirlo desde cero", recuerda el padre de familia.

Lego no solo ha fortalecido el vínculo entre padre e hijo, sino que también ha creado una rutina relajante para ambos. "Jorge dedica un par de horas al día a construir después del instituto. Yo suelo trabajar en el taller después de cenar. Es una forma de desconectar y crear algo juntos".

Además, han aceptado encargos personalizados, como una sala de magia para un amigo. "Es emocionante cuando alguien confía en ti para recrear algo tan especial".

Lego por Playmobil

La colección de Lego, por cierto, ha desplazado a los Playmobil que alguna vez ocuparon su hogar. "Todavía guardamos las cajas de los Playmobil, pero Lego ha conquistado todo el espacio. Mi hijo no tira ninguna caja, ni siquiera las más pequeñas".

El tema de las cajas es poco menos que un tabú porque Jorge se empeña en guardarlas, como buen coleccionista, aunque ambos están de acuerdo en que nunca venderían su colección. Fernando, así pues, ha accedido a quedárselas, pero una de las tareas del pequeño durante estas vacaciones ha sido la de organizarlas y doblarlas para evitar que ocupen demasiado.

Obviamente, también las fechas navideñas ayudar a que crezca la colección. "He pedido el set de Tiburón para Reyes, espero que me lo traigan", apunta Fernando que, mientras espera, sigue el proyecto que tiene ahora entre manos: “Estoy trabajando en una maqueta de La Princesa Prometida. Quiero recrear los acantilados y la habitación del niño donde el abuelo cuenta la historia. Es un desafío, pero mi hijo siempre está ahí para ayudarme y corregirme".

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