La cultura japonesa siempre nos ha fascinado en mayor o menor medida al mundo occidental. Su forma de ver la vida, con un equilibrio perfecto entre modernidad y tradición, es algo que nos llama la atención. Ya desde que nos llegaran los primeros animes a España, desde 'Bola de dragón', emitido por La 2 a comienzos de los 90, o incluso 'Akira' en el desaparecido Canal Plus. Hasta los primeros mangas, que fueron poco a poco reclamando su sitio según fueron avanzando los años. La cultura japonesa había venido para quedarse. Y, con el paso del tiempo, al igual que el término 'friki' ha reclamado su sitio, y gracias a películas como las del Universo Cinematográfico de Marvel, ya no tiene ese carácter tan peyorativo, lo mismo ha pasado con 'otaku'. Pero, ¿qué es otaku?
Técnicamente, en España uno se refiere a un otaku cuando está hablando de una persona literalmente obsesionada con el manga y el anime japonés. Pero incluso a día de hoy, es un término que sigue teniendo un carácter demasiado negativo, repleto de tópicos, y que se usa más para criticar a la persona que para definirla.
Por suerte, eso ha ido cambiando, y está pasando de ser un nicho a algo más comercial y mayoritario. Solo hay que ver el Salón del Manga en Barcelona, o la Japan Weekend en Madrid. O incluso las zonas cada vez más amplias dedicadas al manga en grandes superficies y librerías como Casa del Libro o Fnac.
Quizá esa carga negativa del término también tenga algo que ver con una historia que ya poca gente recuerda, pero que ayudó a que la gente los mirara con desprecio. Estamos hablando del 'asesino otaku', un asesino en serie japonés que, entre agosto de 1988 y junio de 1989, secuestró y asesinó a 4 niñas de entre 4 y 7 años de edad, y que se refugiaba en el manga y el anime de manera compulsiva. Algo similar a lo que ocurrió aquí con 'el asesino de la katana', que promovió una negatividad brutal sobre el término 'friki', convirtiéndolo durante un tiempo en algo peligroso.
Pero, dejando atrás historias más truculentas, un otaku no solo se centra ya en el mundo del manga o del anime, sino que el término también se extiende a cosplayers e incluso fanáticos de videojuegos (hay hasta una clasificación sobre diferentes tipos de otaku). Y aunque no hay mucho consenso sobre cómo surgió el concepto, sí que ha quedado bien definido qué significa ser un otaku. Y, aprovechando su Día Mundial, este 14 de diciembre, entrevistamos a Gehe (@geheichou en Instagram), un cosplayer nacido en el País Vasco, con casi medio millón de seguidores, al que no le importa defender el término 'otaku' y que no se avergüenza de admitir que él también lo es.
Pregunta: ¿Te consideras otaku?
Respuesta: Diría que cumplo los requisitos para el título de otaku al 100% (jaja). Leo manga, colecciono figuras, hago cosplay y juego a videojuegos siempre que puedo.
P: Pese a que el manga y el anime, y la cultura japonesa en general, ya esté mucho más occidentalizada y no sea tan nicho como hace unos años, ¿por qué crees que la palabra otaku sigue teniendo esa connotación tan negativa?
R: Una de las definiciones de la palabra "otaku" en japonés viene a significar algo como "encerrado en casa". Alguien más bien antisocial, que prefiere vivir en privado disfrutando de juegos online, fandoms, manga, etc. Yo personalmente veo dicha palabra como una definición más bien "objetiva" de tal estilo de vida. Pero, por desgracia, a alguien con gustos y hobbies más "normativos" ya arraigados en nuestra sociedad, le es más fácil llamar a alguien "rarito" que halagar su gusto por las cosas más nicho.
P: ¿Desde cuándo llevas haciendo cosplay?
R: Hace ya años que mi respuesta es "más de diez" jaja. Para todos los nuevos cosplayers de la generación X soy un viejales ya.
P: ¿Cuál fue tu primer cosplay y cuál ha sido el último?
R: Mi primer cosplay fue de Levi de 'Ataque a los Titanes'. Recuerdo que en aquellos tiempos era muy difícil conseguir pelucas decentes, así que me rapé el pelo para ir igual al personaje. Y el último cosplay que he cosido es Viktor, de la serie de animación 'Arcane'. ¡Muy recomendada!
P: ¿Crees que hay una edad límite para ser otaku?
R: No. He tenido el placer de ver a gente de todas las edades disfrutar de videojuegos, de manga y de anime, y hacer amigos a través de estos círculos. Y creo que la misma respuesta se aplica al cosplay; no tiene ni género ni raza ni edad, es un hobby como muchos otros del que espero disfrutar el resto de mi vida.
P: ¿Cómo empezaste en el mundo del cosplay y cómo es su comunidad?
R: Yo siempre he sido un enamorado de la ilustración y el diseño de personajes. De hecho, estudié la carrera de Bellas Artes e hice un máster en Diseño de Personajes y Concept Art. Además, he tenido la suerte de trabajar de ello antes de comenzar a hacer cosplay de forma profesional. Pero fue esta pasión por crear personajes y traerlos a la vida real lo que me llevó a apreciar tanto el cosplay. Qué mejor manera de darle vida a un personaje que convirtiéndote en él, ¿no? Además he hecho muy buenas memorias y amigos asistiendo a eventos otakus. Es una comunidad amante del arte y la cultura, y que la disfruta desde el respeto.
P: ¿Crees que hoy en día, la palabra otaku ya debería dejar de hacer solo referencia a la cultura japonesa y centrarse en su significado real: una persona que es muy fan de algo en concreto?
R: Yo creo que para eso ya tenemos la palabra "friki", que también ha tenido su historial como peyorativo, y aun así los autoproclamados "frikis" se la han apoderado y la usan con orgullo.
P: ¿Cuál es tu manga favorito? ¿Y tu anime?
Mi manga favorito es Witch Hat Atelier, que tiene un estilo precioso de dibujo. Y mi anime favorito diría que es 'Evangelion', todo un clásico.
Ser otaku está más de moda. Incluso las propias plataformas de streaming lo saben. No solo tenemos una dedicada exclusivamente a anime (Crunchyroll, que tiene el honor de disfrutar del catálogo más extenso), sino también Netflix, Prime Video o Disney Plus tienen series de animación japonesa. Hasta Movistar Plus+ ha dedicado un canal a este tipo de animación. Series como 'Dan da dan', con su estilo arriesgado, o 'My Hero Academia', un shonen (historias más orientadas a la acción y la aventura) más clásico siguen triunfando más allá de las fronteras del país asiático. Y las redes están repletas de memes y fanarts de un sinfín de historias similares. Al igual que el mundo de los cosplayers, algo que cada vez es más común ver ya no solo en eventos otaku, sino en premieres y en vídeos de Tiktok.
Y es que la comunidad otaku, si por algo es celebrada, es por ser muy amigable con la gente ajena a su círculo, y siempre da la bienvenida a cualquiera que se acerque al vasto mundo de la cultura japonesa. Por ahora, friki y otaku siguen siendo dos términos independientes pero complementarios. Al menos en nuestro país. Ahora solo falta que esa parte de la sociedad con, como dice Gehe, "gustos normativos", deje de usar dichos conceptos con esa carga de negatividad, y abrace una comunidad que no solo ha venido para quedarse, sino que cada vez es más amplia.
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