Artistas que se ponen de nuevo bajo los focos después de una larga ausencia hay muchos, pero pocos obtienen la atención de la que están disfrutando Pecos, que acaban de anunciar una gira para celebrar el 45º aniversario de su debut. En realidad, su alejamiento de los escenarios no ha sido demasiado prolongado —veinte años han pasado desde su último disco, Un manantial de ternura—, por lo que hay que buscar en otra parte las razones de tan desatada expectación.

Javier y Pedro Herrero Pozo encarnan otra época, en la que la ingenuidad y la ilusión parecían impulsarlo todo. Pero, además, fueron más que un dúo musical de desorbitado éxito: un fenómeno social. Dos adolescentes que armados solo con canciones bonitas e higiénico aspecto alcanzaron fama mayúscula en un país en el que aún resonaban ecos de la dictadura y el pop alocado de la movida madrileña aún no había despegado. Ocuparon portadas de todo tipo de revistas y minutos en programas de televisión; demostraron que el sueño juvenil de un país, el de alcanzar la gloria desde lo más bajo —Javier, con 17 años, se dedicaba a barnizar puertas—, podía hacerse realidad.

Una generación entera, sobre todo de chicas, creció con ellos; hoy, a aquellas fans, su retorno les trae recuerdos de los mejores años de sus vidas. Porque Pecos fue, probablemente, el primer grupo para fans (Miguel Bosé, solista, se había estrenado poco antes, y Tequila, aunque eran una banda y arrasaban entre las quinceañeras, pertenecían al colectivo del rock) que se lanzó en España. Las fans gritaban y lloraban de emoción en sus conciertos, los seguían a todas partes, los esperaban con tijeras para cortarles mechones de pelo… Aquel furor tuvo su momento negro cuando una de aquellas seguidoras falleció en una avalancha durante una actuación del dúo en el Parque de Atracciones de Montjuïc, en Barcelona, en abril de 1980.

No acabó el funesto episodio con el éxito de Pecos; lo que sí cortó en seco su fulgurante carrera fue el servicio militar, de Javier primero y de Pedro después, lo que los sacó del panorama casi tres años. Volvieron en 1984 y el histrionismo de la nueva ola había devorado todo lo demás. El pop edulcorado para jovencitas había perdido su lugar. Tras Por arte de magia (1984) se separaron, aunque regresaron en 1993 con Pensando en ti, al que siguió, en 1999, El poder de tus ojos, para cerrar aparentemente su página en la historia con el citado Un manantial de ternura. Las ventas de estos discos no eran nimias, pero estaban muy lejos de las cifras de los primeros.

Puede que el gran aliciente de esta gira de 2025 sea el hecho de ver a Javier y Pedro juntos de nuevo. De Javier, el rubio, muy activo en redes sociales, hemos sabido de sus discos y conciertos en solitario, así como de su participación en algún talent show de televisión. En 2023 publicó el sencillo “Aquí y ahora” en colaboración con David Summers, de Hombres G. Por sus publicaciones en Instagram, donde gusta de posar sonriente en secuencias de retratos prácticamente idénticos, transmite el espíritu alegre y juvenil de alguien a quien, en su madurez (tiene 64 años), la vida le sonríe.

Casi por completo desaparecido ha estado su hermano Pedro (62 años), el moreno, quien en su faceta de compositor llevaba las riendas del dúo. Durante unos años dirigió la discográfica Bat Music, en 2011 publicó un libro de poemas y pensamientos titulado Propósitos, y ha seguido componiendo y grabando por su cuenta y ayudando a otros artistas, si bien da la impresión de que entre volcarse en su faceta de padre (Javier, en cambio, no tiene hijos) y vivir a rebufo de su fama, ha preferido lo primero.

El trato entre ambos se antoja saludable, aunque según una entrevista concedida por Javier en 2024, podría ser mejor. “Me gustaría tener más relación [con Pedro] a nivel personal —dijo—, pero la vida es como es y cada uno evoluciona diferente. Y esas cosas en las que teníamos mucho que ver en esa época, ahora no tanto”. Aun así, muchos domingos siguen reuniéndose con su madre y el resto de la familia para comer una paella.

Lo que es evidente es que Javier por un lado y Pedro por otro no son Pecos; la unión hizo la fuerza, y el dúo sigue teniendo ese efecto magnético sobre sus fans, que aunque ahora también han crecido y madurado, no quieren dejar escapar la oportunidad de revivir días felices viendo en directo a los hermanos juntos en esta gira que se titula Dos voces y una historia y que dará comienzo el 23 de marzo de Madrid. Aunque es probable que se añadan ciudades, de momento están confirmadas grandes capitales como Barcelona, A Coruña, Bilbao, Zaragoza, Valencia, Murcia, Albacete, Granada y Córdoba y enclaves más pequeños como Mérida, Chiclana de la Frontera, Úbeda, Fuengirola o Mairena del Aljarafe. Hasta finales de octubre hay fechas confirmadas. Desde este 12 de diciembre pueden adquirirse las entradas.

Cuesta creer, en cualquier caso, que la vorágine generada no tenga continuidad. Dos décadas después de su último disco, una grabación con temas nuevos (o al menos algunos sencillos sueltos, como se estila ahora) sería, quizá, el colofón adecuado para este cacareado regreso que promete ser uno de los grandes acontecimientos musicales del año que en breve empieza.