Hay veces que, en la historia del cine, el rodaje de una película se convierte en poco menos que la guerra. Ya fuera por elementos externos o por problemas en el equipo, hay muchos ejemplos conocidos: desde 'Apocalypse now' hasta 'Guerra Mundial Z'. Pero entre todos ellos, hay uno que suele sobresalir bastante, y que tiene ese aura de ‘película maldita’ en Hollywood. Estamos hablando de 'El mago de Oz', uno de los clásicos indiscutibles de la historia, considerada por el American Film Institute como la mejor película de fantasía, y que cuenta con un sinfín de leyendas urbanas a su alrededor. Algunas exageradas, otras falsas… y otras ciertas.
En 1939, el cine tuvo uno de sus años de más éxito. Al igual que en otras fechas clave como 1960, 1982 o 1999, conjugaron varias películas imprescindibles. De hecho, es considerado por los historiadores de cine como el mejor año de la historia de Hollywood. Y es que no solo se estrenó 'El mago de Oz' sino también grandes clásicos como 'Lo que el viento se llevó', 'Ninotchka', 'La diligencia', 'Caballero sin espada'… Muchas de ellas se convirtieron en la base de lo que llegaría después. Y 'El mago de Oz', dirigida por Victor Fleming, destacó gracias a su innovador uso del blanco y negro junto al color, sus efectos especiales, su historia de fantasía y una Judy Garland que se convirtió en una estrella.
Pero según ha ido pasando el tiempo, aunque ha conseguido mantenerse vigente, y nos dio esa canción atemporal que es 'Over the Rainbow', 'El mago de Oz' se ha visto salpicada por continuos rumores que han empañado la historia de la película. Una de las leyendas más comentadas es la del supuesto suicidio de uno de los actores que interpretaba a un munchkin (en la versión española, se llamaban 'pequeños'). En la escena en la que Dorothy y el Espantapájaros conocen al Hombre de Hojalata, se puede ver de fondo una figura entre los árboles del decorado. Las malas lenguas afirmaron durante mucho tiempo que se trataba de uno de esos actores que habría sido rechazado por otra figurante. También se especuló con que podía ser un tramoyista que decidió ahorcarse. Lo cierto es que nunca hubo versión oficial, por lo que la imaginación de la gente puede seguir volando libremente.
No es la única leyenda que circula sobre la película, y esta sí que está más cercana a la realidad, y es que todo el equipo del rodaje le hizo la vida imposible a Judy Garland. Por culpa de ello, la joven actriz arrastró traumas durante toda su carrera.
Obsesionados con que tenía que aparentar mucha menos edad de la que tenía (en el momento del rodaje Garland tenía dieciséis años, y en la película Dorothy era un niña de doce), la obligaron a vestir apretadísimos corsés y gasas para disimular su pecho y su figura. Debido a las extenuantes jornadas de rodaje, el estudio le proporcionaba anfetaminas por el día para aguantar despierta, y barbitúricos por la noche noche para poder descansar. Un ciclo peligroso que volvió a Garland adicta a las pastillas de por vida. Incluso algunos ejecutivos tenían apodos para ella como "mi pequeña jorobada" o "cerdo con coletas" por su tendencia a engordar. De hecho, fue sometida a una vigilancia extrema, rayando el acoso sexual, y a una dieta que podía resumirse en lechuga y líquidos. Todo esto fomentó unos problemas de ansiedad brutales que marcaron su vida para siempre. Pero no es la única que sufrió en el rodaje.
Jack Haley, el actor que daba vida al hombre de hojalata, padeció una infección ocular por su maquillaje plateado. Incluso la malvada Bruja del Oeste sufrió unas graves quemaduras en una de las escenas, sobre todo por culpa de su maquillaje y su vestido. La máscara del Espantapájaros, hecha de espuma de látex, era tan pegajosa que tardaban una hora en quitársela al actor. De hecho, le dejó líneas permanentes alrededor de su boca y barbilla.
También les persiguió durante mucho tiempo un aura de mala fama a los actores contratados para dar vida a los munchkins, de los que se comentaba que se propasaron con Judy Garland, que estaban siempre borrachos en el set y se dedicaban a organizar orgías tras finalizar los días de rodaje. Y luego habría que mencionar el tema del amianto, utilizado por el equipo para simular copos de nieve. Un material tóxico que podría haber acabado en tragedia.
Así que 'El mago de Oz', pese a ser una de las películas más queridas y recordadas de la historia del cine, escondió un rodaje infernal que se alargó durante casi seis meses, con jornadas de rodaje de más de doce horas, y seis días a la semana. Un proyecto titánico que fue nominado a seis premios Oscar de los que ganó dos, además de uno especial para Judy Garland. Además, ajustando la taquilla a la inflación, habría recaudado casi 900 millones de dólares. Uno de los grandes éxitos de Hollywood, que se mantuvo a nivel de récord durante varias décadas.
El estudio se planteó hacer una secuela casi de inmediato debido a la repercusión de la película. Pero ni Judy Garland ni Margaret Hamilton aceptaron volver a interpretar sus respectivos. Si la primera entrega había sido un infierno, solo queda imaginar lo que había ocurrido de rodarse una segunda parte. Pero, leyendas y problemas de rodaje a parte, podemos seguir disfrutando de 'El mago de Oz' más de 80 años después de su estreno. Y gracias a 'Wicked', mucha más gente descubrirá este clásico imperecedero del cine.
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