Este 4 de octubre se estrena la esperadísima secuela de ‘Joker’, dirigida por Todd Phillips y ojo, con la vuelta de Joaquin Phoenix y el fichaje estrella de Lady Gaga. Además, es un musical (aunque sus principales protagonistas se nieguen a decirlo en voz alta), y nos ha devuelto a la Gaga que queremos. Porque no solo ha sacado un álbum de acompañamiento, ‘Harlequin’, sino que además ha anunciado nuevo single y nuevo proyecto para febrero de 2025.
Todo son buenas noticias salvo para los que odiaron la primera parte, porque los mismos que la defendieron a capa y espada ya están afilando los dientes para luchar con quien haga falta. La secuela se llama ‘Joker: folie à deux’. Ya desde el título podemos ver que va a ser una película que se tome demasiado en serio a sí misma. Ya lo vimos en la anterior, en algunas declaraciones de su director, colocándose por encima del bien y del mal, renegando siempre del material original.
Pero lo cierto es que, más allá de ser un título pomposo y arrogante, nos habla de un trastorno psiquiátrico más común de lo que pensábamos. No es una decisión artística poner palabras en francés para parecer más elegante y autor (que también), sino que directamente nos lleva a la propia trama de la película. Y además ayuda a que muchos que no conocían este trastorno, le pongan nombre e indaguen más sobre el tema. Porque este término surgió hace ya bastante tiempo. Concretamente, en Francia en 1877, acuñado por el psiquiatra Jules Falret y el médico Ernest-Charles Lasègue. De hecho, también es conocido como el síndrome de Lasègue-Falret. Ya sabemos lo que les gusta a los médicos poner su nombre a ciertas enfermedades.
Folie à deux, como su propio nombre indica, tendría como traducción literal “locura para dos”. Se trata de un trastorno psicótico compartido, un cuadro sintomático psiquiátrico prácticamente idéntico en dos personas muy cercanas. Y precisamente la secuela del Joker explora eso, ya que Harley Quinn se “contagia” de la psicosis de Arthur Fleck y los dos acaban compartiendo la misma visión particular del mundo. Dentro de este trastorno hay diferentes variantes. Puede ser una Folie imposée en el que uno de los dos impone su delirio en el otro. O Folie simultanée, en el que dos personas sufren de psicosis independientemente la una de la otra, e se influyen entre sí.
El trastorno incluye visiones y delirios, y las causas suelen ser principalmente el estrés y el aislamiento social. Todo parece cumplirse en el personaje de Arthur Fleck, cuyas alucinaciones acaban siendo números musicales con su compañera de delirio, Harleen Lee Quinzel. Uno de los casos más famosos fue el de las gemelas Ursula y Sabina Eriksson, en el que una de ellas era la inductora del delirio. Las dos se lanzaron a la carretera y sufrieron graves heridas. Y aunque Sabina afirmó que su hermana Ursula era la principal en el delirio, fue ella la que acabó asesinando a un hombre a puñaladas…
También está el caso de las hermanas June y Jennifer Gibbons, que hablaban un idioma inventado entre ellas, y que ingresaron en el hospital psiquiátrico de Broadmoor después de varios actos delictivos. Ambas llegaron al acuerdo de que, si una de las dos moría, la otra viviría una vida normal y tranquila. Hasta que llegó el día de la muerte de Jennifer, pero fue imposible explicar la razón. Sí, había sufrido miocarditis, pero en un cuerpo aparentemente sano, sin rastros de veneno ni nada por el estilo. Un misterio que creó una leyenda urbana entorno a las hermanas.
En el mundo del arte no hemos visto mucho la proliferación del término, salvo en un episodio de ‘Expediente X’ o en otro de ‘A tres metros bajo tierra’. Pero parece ser que la secuela del Joker podría tener mucha más relevancia para un concepto muy complejo y que afecta a multitud de pacientes con problemas psiquiátricos. Los casos más frecuentes suelen ser: madre-hijo, padre-hijo, hermana-hermana, esposa-esposo o, por ejemplo, amigos muy íntimos o personas muy cercanas. En ellos, la persona dominante suele representar una especie de autoridad para la otra persona (la pasiva o receptor), que suele ser menos inteligente y más dependiente.
El tratamiento suele implicar la separación de las dos personas. Y muchas veces eso soluciona el problema, pero si persiste, se recurre a la medicación o a la terapia. Y esta bien puede ser personal, en la que el paciente y el terapeuta buscan crear un entorno positivo y de crecimiento más allá de la psicosis. O una terapia familiar, en la que miembros de la familia, o incluso personas muy cercanas al paciente, participan de la técnica para poder ayudarle. Cuanto más apoyo recibe, mucho mejor. Como en muchos casos de paranoia…
Así que Todd Phillips parece haber querido ir un paso más allá con su nueva película, e indagar en la psique tanto de Arthur Fleck como de su nueva compañera Harleen. Y quién mejor para interpretarlos que Joaquin Phoenix y Lady Gaga. Y, pese a que las críticas están siendo bastante tibias, sobre todo con respecto a la primera parte, confiamos en que la película dé una nueva visión a este trastorno tan peculiar y pueda crear un éxito que arrase en los cines este mes de octubre.