Joshua Oppenheimer, dos veces nominado al Óscar por sus documentales sobre el genocidio indonesio ('The act of killing' y 'The look of silence'), salta a la ficción con el musical apocalíptico 'The End', que reflexiona sobre la culpa y las historias que los seres humanos se cuentan para sobrevivir.
"Nunca me he visto a mí mismo como un director de documentales, encuentro la forma para mi trabajo a partir de las preguntas que me hago y que necesito responder", dijo el cineasta a EFE este lunes coincidiendo con la proyección oficial del filme, firme aspirante a la Concha de Oro.
El director estadounidense encierra en un búnker a Tilda Swinton, Michael Shannon y George MacKay, el único de los tres que acompañó al director en San Sebastián. Son una de las últimas familias en la Tierra pero la llegada de una extraña pondrá en peligro su lujosa vida, su sistema de creencias y su precario equilibrio emocional.
Inicialmente Oppenheimer quería hacer un nuevo documental sobre Indonesia pero lo descartó porque resultaba peligroso viajar de nuevo a ese país. Estaba investigando para ese documental cuando descubrió la existencia de una familia que vivía en un búnker y empezaron a surgirle preguntas. "Tuve una especie de epifanía, debía hacer una película narrativa ambientada en ese búnker y tenía que ser un musical de la edad dorada de Broadway, esas películas boyantes y optimistas de los años 50 donde la gente superaba todo tipo de obstáculos y siempre salía adelante", explica.
Aunque a priori parezca un trabajo muy distinto de lo que ha hecho hasta ahora, el director subraya que los temas que subyacen son similares y también hay conexiones formales, ya que en 'The act of killing' la música y la representación también juegan un papel crucial cuando pone a los perpetradores del genocidio a recrear sus crímenes ante la cámara.
George MacKay, que se dio a conocer con '1917' de Sam Mendes, interpreta aquí al hijo de la pareja que forman Swinton y Shannon, un joven que ha nacido en el búnker y todo lo que sabe del mundo previo a él ha sido filtrado por sus padres. "Me fascina el tema de naturaleza frente a civilización, qué es intrínseco a una persona y qué hereda de su familia, de su entorno", señaló el actor británico, que vio en este personaje una versión extrema de todo eso.
Para MacKay esta es además una película que permite reflexionar sobre cuestiones medioambientales urgentes. "No es un filme sobre cómo será el futuro sino sobre el presente", dijo, "sobre si pensamos encogernos de hombros o convencernos de que aún podemos hacer algo". Oppenheimer presenta a su familia ficticia como una metáfora de la humanidad y subraya que siempre hay una posibilidad de elegir. "No vamos a resolver la crisis medioambiental mediante decisiones individuales, tenemos que ir juntos, como una familia con la mayor solidaridad y empatía".
El cineasta lamentó que en la actualidad la sinceridad sea rechazada "como algo inocente" y que en cambio el cinismo se considere algo ingenioso e inteligente. "No podemos permitirnos eso, abrazar la cultura del cinismo y la ironía cuando estamos caminando hacia el abismo es ponernos a todos en peligro, aceptar la ilusión de que somos impotentes nos hace impotentes".
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