Suiza ha ganado la 68ª edición del Festival de Eurovisión. La victoria de Nemo, un rapero de 24 años y género no binario, ha logrado acabar con casi cuatro décadas de sequía en Eurovisión para Suiza, el país donde se celebró en 1956, en la ciudad de Lugano, la primera edición del festival de la canción europea por antonomasia.
El artista, eufórico, recibió el famoso Micrófono de Cristal de ganador del concurso en el escenario, y en mitad del fervor de la celebración, al ponerse de rodillas, rompió el mítico trofeo, que se separó por la base, provocando así la primera anécdota tras su victoria.
El ganador de esta edición, Nemo Mettler, nacido en la ciudad bilingüe de Biena, en la frontera entre la Suiza francoparlante y la germanoparlante, desarrolla actualmente su carrera musical en Berlín, aunque es popular en su país desde hace casi una década.
Fue en el concurso televisivo 'Los mayores talentos de Suiza' donde con 16 años ya sorprendió por su habilidad para rapear letras compuestas o improvisadas, entonces en el peculiar dialecto alemán de Berna, su cantón natal, aunque en los últimos años se ha decantado por el inglés para lograr un reconocimiento más internacional.
A finales del pasado año Nemo, que en sus actuaciones y vídeos musicales alterna ropas masculinas y femeninas, se declaró no binario, y en la canción ganadora de la noche, 'The Code', expresó su lucha interior y exterior para asumir esa identidad de género.
"Fui al infierno y regresé para encontrar el camino. Rompí el código", grita en el estribillo un Nemo que enlaza con su victoria con otras muchas del colectivo LGBTQI en Eurovision, incluidas las de la israelí Dana International en 1998 o el austriaco Conchita Wurst en 2014.
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