Antes de las 18:00 horas de este miércoles, IFEMA albergaba la primera jornada de ARCO. Un minuto después, el recinto ferial de Madrid pasaba a convertirse en un festival de cogotes que codeaban por ver de cerca a los reyes. Felipe y Letizia eran los encargados de inaugurar la 43ª edición de una Feria Internacional de Arte Contemporáneo que, hasta ahora, acostumbraba a llevar la polémica de apellido. Y también de reclamo. Este año, sin embargo, galeristas, artistas y organizadores parecen haberse puesto de acuerdo en evitar la controversia. Y si había opciones de ella, Zarzuela se ha encargado de escabullirla.
Desde primera hora de la mañana, la obra que se ha llevado los titulares era ‘Manuel’, una creación homoerótica que, después de exhibirse en el 86 en la segunda edición de ARCO, fue considerada “la primera escultura gay” de nuestra historia reciente. Sin embargo, los reyes han evitado pasar por delante del stand 7A50A en el que se exponía, rechazando así que la prensa tuviese su añorada foto con un icono ‘queer’ tan contundente.
Su recorrido, en el que han estado acompañados por Urtasun, ministro de Cultura, Almeida, alcalde de Madrid, y demás autoridades autonómicas, municipales y culturales, ha arrancado en el stand de RTVE, empresa en la que doña Letizia cerró su trayectoria como periodista antes de comprometerse con el que hoy es rey. Allí, la reina ya ha demostrado esa curiosidad de la que siempre habla en una distendida conversación con el artista y fotógrafo Valero Rioja. Y la ha corroborado en su paso por los espacios de ABC, El Mundo o la galería argentina Remota.
Separados a unos prudenciales metros de ambos esperaban cientos de curiosos que, ejerciendo de tertulianos, se encargaban de ir retransmitiendo su paso. El aspecto físico de Letizia era un constante entre los comentarios de muchos. Incluso así se lo hacían saber al personal de la Guardia Real, que mientras controlaban peligros contestaban preguntas como si son muchos (“no sé ni contarlos”), si les acompañan en cada acto (“y cuando no tienen, también”) o si son majos (“la verdad es que sí, menos mal”).
Al llegar al stand de Espacio Mínimo, tanto Felipe como Letizia han decidido mostrarse vulnerables. Luis Antonio Valverde Espejo, director de la galería, acaba de quedarse viudo. “Me han dicho que lo sentían mucho”, nos ha contado algo emocionado tras despedirse de ambos. “Que el Jefe del Estado te dé el pésame es como si te lo diesen todos los españoles”. También han querido conocer de cerca sus obras, concretamente ‘El gran viaje’, firmado por su amiga Bene Bergado.
A simple vista, parece una maleta de bronce rota con dos bolas de cristal y obsidiana. Para la artista (y el galerista), es una forma de representar la vida y el más allá. También a su marido y a él. Letizia, conmocionada por su relato, le ha pedido tocarla. Y lo ha hecho, rompiendo con las normas de cualquier exposición. “Le he dicho que por supuesto. Y que también podían comprarla”, nos confiesa entre risas.
Tras él han podido mostrar sus obras a los reyes galeristas como Sonia Navarro, Sabrina Amrani, Helga de Alvear o Filomena Soares. La mayoría mujeres, fruto del compromiso de ARCO por dar su lugar a artistas femeninas. Y sí, entre parada y parada, la reina Letizia no ha podido evitar responder con una sonrisa a esos tantos que hacían valoraciones a sus espaldas. Porque aunque observaba con atención cuadros y esculturas, ella escuchaba. A los galeristas y a los opinadores que la flanqueaban.
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