Manuel Prior está a punto de cumplir 91 años, tiene una mente lúcida y una obra pictórica muy importante detrás. Es un pintor expresionista. Su pintura agita sin estridencias, es equilibrada y vigorosa al mismo tiempo. Ha recibido multitud de galardones, ha expuesto en Arco y ha vivido de su pintura, aunque no siempre fue fácil. Su mujer, Pilar, también pintora, aunque finalmente se dedicó a la docencia, fue un apoyo incondicional. Prior sigue siendo un hombre libre en cada pincelada que da, en cada una de sus creaciones. Lo es para pintar un león del Congreso de los Diputados en huida, porque no le gusta lo que hay dentro; para sentirse un instrumento, “un mecánico”, en el proceso creativo, imposible sin la imaginación.
La exposición itinerante que acoge el Museo de Santa Cruz de Toledo, después viajará a Puertollano y Ciudad Real, reúne 60 obras del genial pintor bajo el título “Desvelando lo que la realidad esconde”, porque su técnica, la sabiduría de sus manos, pero, sobre todo, su mirada nos muestra paisajes humanos, situaciones, desde un punto de vista oculto al ojo de la mayoría. Así lo explica su hija y comisaria de la exposición, Marga Prior.
Manuel Prior comenzó a pintar con trece años, recibió su primer premio con 17, empezó a formarse con las fotos de las revistas en blanco y negro, pasados los 20 se trasladó a Madrid y, después, viajó por Europa. Evolucionó desde el realismo al expresionismo, una manera de experimentar la pintura muy vivida. “Una pintura muy mía”, explica Prior, mientras reconoce que “pintar -cuando las cosas no salen bien- duele”. “Su manera de estar en la pintura, es su manera de estar en el mundo”, asegura Marga Prior.
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