El reto de Juan Antonio Bayona al afrontar una película de la envergadura de 'La sociedad de la nieve' no sólo era el de contar el verdadero sentir de los supervivientes del accidente aéreo que tuvo lugar el 13 de octubre de 1972, sino el de representarlo de forma excelsa. Curtido en los rodajes de tragedias reales, el director, que recogió 12 premios Goya el sábado pasado, contó con el aplaudido talento de la especialista en efectos visuales Laura Pedro, cuyo trabajo Before/After en VFX puede verse en su cuenta de Instagram.
Esta catalana, a la que, por culpa de la recuperación de un accidente de moto que tuvo con su "mejor amiga", la influencer Dulceida, no le llegó la nota para ser directora de fotografía, acabó matriculándose - afortunadamente para nosotros- en efectos especiales. Ella fue una de las encargadas de recrear el infierno helado en el que los jugadores de rugby uruguayo y sus invitados permanecieron durante 72 días y la que ha conseguido que, en sus más de 150 millones de reproducciones en streaming, los espectadores de la premiada obra de Bayona creyeran estar dentro del intransitable 'Valle de las Lágrimas'.
Su equipo se dio cuenta inmediatamente de las dificultades que presentaba rodar en la propia zona de Los Andes - cuya imponente geografía toma un papel protagonista en la película - y muchas de las localizaciones en el exterior se rodaron aquí cerquita, en Sierra Nevada.
En suelo andino experimentaron el vértigo de ni siquiera poder bajar las cámaras de grabación desde el helicóptero y de conformarse con filmar con cámaras de fotos, mucho menos pesadas; mientras que, en la sierra de Granada, no había ningún problema que no pudiera solucionarse en posproducción. Así, las montañas rocosas se editaban y se convertían en el profundo valle donde todavía permanecen los restos del avión 571. E igualmente, los 'pequeños picos' granadinos se transformaron en altísimas cimas, imposibles de escalar.
En lo que concierne a las escenas del accidente y del interior del avión, estos rodajes sí se hicieron a cubierto. Dentro de una nave se instalaron tres sets para simular las turbulencias y la agónica caída de la parte delantera del aparato, así como los interminables días que pasaron a su refugio. Por todo este trabajo, Laura Pedro ha sido mundialmente aplaudida, en un gremio en el que la mujer todavía no tiene la suficiente presencia. Y, en la última edición de los Goya, recogió el premio a los Mejores Efectos Visuales junto a sus compañeros de 'El Ranchito', Pau Costa y Félix Bergés.