Las pinacotecas no dejan de actualizarse con el reto de convertir a los museos en atractivos para los jóvenes. Se abren para ser escenario de videoclips, para redes sociales. El Thyssen acaba de estrenar un proyecto para acercarse a su público más joven.
Antes de hacer cola en un Museo los jóvenes, dicen las estadísticas, prefieren ir a un concierto o leer un libro.
En el Thyssen quieren que pinten mucho. Cada sábado organizan reuniones dónde los jóvenes, con ayuda de expertos, votan qué actividades hay que hacer. Ser parte decisiva es fácil.
El Louvre fue pionero acogiendo un videoclip de Beyonce. La galería de los Uffizi invito a una influencer y el finde semana siguiente aumentó un 27 por ciento su público joven.
Aquí las grandes pinacotecas también pulverizan sus muros, cuentas y páginas web interactivas son fundamentales para que los nativos digitales caigan en sus redes. Rejuvenecerse o morir es todo un arte.