El último trimestre del año viene bastante cargado en cuanto a estrenos de cine se refiere. Desde la vuelta de Scorsese a Thimothee Chalamet en la piel de Willy Wonka. Diferentes géneros, para cubrir todos los gustos de los espectadores inundarán las patallas de los cines en estos últimos meses del año.
El regreso a las salas de Scorsese, otra vez bajo el paragüas de Netflix, nos trae una de sus películas más sobrias y descarnadas. Una adaptación de la justamente afamada novela de David Grann que narra los asesinatos de la tribu Osage, la llave para el enriquecimiento de un depravado personaje interpretado por Robert De Niro y su marioneta, a la que interpreta Leonardo Dicaprio.
Secuela del clásico de William Friendkin que arroja muchas dudas sobre su interés. Detrás está el equipo de la nueva trilogía de ‘La noche de Halloween’, lo que no nos da muchas esperanzas de que el vómito verde vuelva a ser tan efectivo y artístico como en los 70.
Con DC en horas bajas tras el estreno de Flash, Marvel sigue (y seguirá) ordeñando la vaca de su universo superheroico con la enésima reformulación de su propiedad intelectual. Triple ración de superheroínas en una trama galáctica que juega con la idea del espacio tiempo: Capitana Marvel, a la que vuelve a interpretar Brie Larson, junto a Monica Rambeau (Teyona Parris) y Ms. Marvel (Kamala Khan).
Isabel Coixet adapta para la pantalla la magnífica novela de Sara Mesa. Laia Costa carga con el peso dramático de la cinta, la historia de una traductora que se traslada a un pueblo hostil donde nadie es quien parece ser. Apuesta segura.
Precuela (necesaria o innecesaria, aún está por ver) del universo de la escritora Suzanne Collins, ambientada décadas antes de la aparición del personaje de Katness Evergreen. Esta vez se centrará en dos viejos conocidos de los lectores de Collins: el ambicioso Coriolanus Snow y Lucy Gray Baird, el tributo femenino a la décima edición juegos del hambre de su distrito. Rachel Zegler, a quien ya vimos en West Side Story, interpreta a la protagonista de una cita que quiere recuperar el favor de los fanáticos de este universo.
Mediante una prótesis de nariz y toneladas de maquillaje, Bradley Cooper regresa a las salas tras ‘Ha nacido una estrella’ con un biopic de Leonard Bernstein que aglutina todo tipo de experimentos visuales y planos fronterizos. Encuadres, color, blanco y negro levantan una cinta centrada en la tortuosa historia de amor del compositor con su mujer, Felicia, a la que da vida Carey Mulligan. Dicen que es carne de Oscar, aunque habrá que ver si sus vaivenes visuales y ejercicios de estilo constantes convencen a los miembros de la Academia.
Ridley Scott promete engrandecer y destruir la figura de este mito de la historia con un biopic de varias horas repleto de excesos biográficos, campañas militares, batallas que no ahorrarán salpicones de sangre y un Joaquin Phoenix de mirada torva que aspira al Oscar. Vanessa Kirby interpreta al gran amor del emperador.
El engranaje de Hollywood lleva años atascado en una nostalgia necrófila. Como a la anciana que profesaba fervor por los baptisterios romanos, la industria parece que quiere decirnos: “¿A quién no le gusta una buena secuela de una buena secuela del siglo primero?”
Thimothee Chalamet se pone en la piel del personaje que ya interpretó Johnny Depp antes de ser el maestro chocolatero malvado (en la vida real, con su divorcio mediático). Esta vez, veremos a Willy Wonka en sus años mozos repartiendo toneladas de caramelos y haciendo a sus vasallos adictos al chocolate.
Es seguro que veremos de nuevo planos lisérgicos y millones de tomas a cámara lentísima, ya marca autoral del director y su obsesión por el manierismo por el manierismo. A pesar de todo, hay que reconocer que el próximo taquillazo de Zack Snyder pinta bien: una epopeya sci-fi con un presupuesto desorbitado que ampara Netflix y su chequera infinita. Uno de los estrenos del año, y dicen que una nueva Star Wars para el siglo XXI.
DC quiere recuperarse de su parada cardíaca en la taquilla mediante desfibrilación y descargas eléctricas. Si los efectos especiales horrendos de la primera Aquaman no fueron suficientes para matar la ilusión de su público, veremos qué sucede con esta secuela que viene a coronar las navidades. Si no vienen los reyes magos, qué menos que recibir con honores a Jason Momoa, sin ropa y con un tridente.