Cada 27 de agosto tiene lugar una de las tradiciones más singulares de Aragón: el célebre Cipotegato da el pistoletazo de salida a las fiestas patronales de Tarazona, en la provincia de Zaragoza.
Las fachadas de los edificios de la plaza principal de la localidad se cubren con grandes lonas de plástico para protegerlas de la batalla campal en la que vuelan los tomates y donde lo difícil es mantener el color blanco en la camiseta. A las 12:00 horas, un colorido Cipotegato amarillo, verde y rojo sale corriendo desde la puerta del Ayuntamiento.
Este año, la protagonista debajo de este estrambótico atuendo es Raquel Azagra, de 29 años, que se ha convertido en la cuarta mujer en la historia en hacer de Cipotegato. Su gesta, la que marca la tradición: recorrer la plaza a hombros para subirse a la estatua, uno de los momentos más significativos de todo el recorrido.