¿Quién vende más ropa, bolsos o maquillaje? ¿Una modelo o una actriz o cantante? Las marcas se están dando cuenta que sus mejores embajadores no son los que solo viven de su apariencia, sino los que tienen una carrera sólida detrás.
La moda tiene nueva banda sonora y no es la que suena en los desfiles de alta costura, sino en los escenarios, con estadios a rebosar. Son ellos, los artistas, el escaparate perfecto para las grandes marcas de lujo. Los ritmos cañeros de Rosalía casan a la perfección con los estilismos de Acne Studios.
Igual de bien se complementa Beyoncé con Balmain y su colección conjunta. La cantante estadounidense también es la responsable de que la popularidad de Loewe se haya disparado desde que luce sus diseños en el escenario.
Música y moda fluyen como una. Ya lo hacían visionarias como Madonna hace tres décadas, con su icónico corsé de Jean Paul Gaultier. Colaboraciones cada vez más habituales. Dua Lipa deslumbró con un mono de Balenciaga. Harry Styles apuesta por Gucci. Combinaciones insuperables como la de Taylor Swift y Óscar de la Renta. Del taller, directo al escenario. Moda y música: un idilio sonado.