"Sé muy bien que con el tiempo todo se desvanece, pero ni el tiempo ni la muerte podrán arrebatarme nunca el amor que sentía por mi hijo". Con estas palabras, el escritor Manuel Vicent ha recordado este domingo a su hijo, Mauricio, periodista en La Habana, fallecido hace tan solo una semana.
"Llegó la muerte sigilosamente de madrugada y con una certera puñalada se llevó al ser que más queríamos". Así comienza la columna 'Mientras viva', publicada este domingo en El País -el diario en el que ambos escribían-, en la que Vicent recuerda a su hijo, Mauricio, que murió a los 59 años en Madrid como consecuencia de una crisis cardiorespiratoria provocada por un ataque de asma.
"Nunca hay suficientes lágrimas a la hora de enterrar a un hijo. Ningún dolor puede ser tan profundo", escribe Vicent (Villavieja, Castellón, 10 de marzo de 1936) que recuerda que cuando su hijo empezó a ejercer de corresponsal en La Habana le dio algunos consejos.
"Mauri, no uses adjetivos en los que podrías verte involucrado y desprotegido. El verbo es la acción con que se definen los hechos. Así lo han usado siempre los grandes periodistas. El prestigio de un corresponsal consiste en estar bien informado. Sé leal, solidario y generoso con los compañeros. Por lo demás, hazme el favor de no vivir tan deprisa".
"Eso es lo que pasó -señala el valenciano en su columna, que el fuego de su vida encontró demasiado pronto sus cenizas. Vuela ahora mi pensamiento hacia los días felices del pasado, a los veranos compartidos con los amigos en que salíamos juntos a navegar".
"Esta vez la quilla partirá en dos su memoria y las olas batirán con ella los costados del barco", señala el autor de 'Retrato de una mujer moderna', su última novela, que tiene como protagonista a la cantante Concha Piquer.
"Llegará el otoño y su silueta se confundirá con una de las hojas doradas arrastrada por el viento y luego se irán alejando su voz y sus risas hasta perderse en la niebla de un extraño aeropuerto donde se embarcan solo las almas y allí ante la última aduana le diré: buen viaje, Mauri. Llámame en cuanto llegues a La Habana", concluye la columna.
El hijo del escritor Manuel Vicent trabajó como corresponsal para la cadena SER y el diario El País durante más de tres décadas en La Habana, desde donde narraba la crónica social, política, musical y humana de Cuba en una labor que fue reconocida con numerosos galardones.
En 1998 obtuvo el premio al mejor trabajo periodístico en el extranjero que concede el Club Internacional de Prensa de España y, un año después, fue finalista del Premio de Periodismo Cirilo Rodríguez.