A los 83 años Joan Baez tampoco duerme bien. Y no precisamente porque lo haga a cinco metros del suelo, en un colchón que ha instalado en una plataforma sobre un roble y flanqueada por dos merenderos para pájaros. La cantautora emblema de la canción protesta en los años 60 -fue uno de los números musicales el día que Martin Luther King Jr. decía aquello de "Yo tengo un sueño"- no duerme bien básicamente porque hoy, quizás más que nunca, hay mucho por lo que protestar.

Lo decía ella misma en una entrevista reciente con el 'New Yorker' a propósito de la publicación de su libro "¿Soy bonita cuando vuelo?": "Lo que está pasando ahora es otro nivel. Estamos hablando de fascismo y supremacía blanca. Claro que ya hemos experimentado versiones de eso antes, pero nadie que yo conozca en aquel entonces podría haber escrito el guión de lo que está pasando ahora".

Báez, que está casi retirada de la música, aunque sigue teniendo algunas apariciones en galas benéficas o activistas, lleva dibujando toda su vida. Ya era bastante buena en el colegio, donde a pesar de todo sufrió discriminación por ser marrón (como se sabe es hija de mexicano y escocesa) pero no ha sido hasta su retiro de la música que empezó a expresarse más a través del trazo a lápiz. Y lo hace con una técnica que podría ser una definición de su vida: siempre con la izquierda, siempre a contracorriente. "Como dibujo al revés, me siento libre. Empiezo uno y creo ver un niño o un árbol, pero luego le doy la vuelta y entonces descubro el verdadero dibujo" dice.

Además, a veces dibuja con la mano izquierda, aunque es diestra, lo que le da a sus trazos un cierto temblor, una imperfección: "Es la imperfección lo que les da la vida -dice-. Si esperas que algo te salga perfecto, si quieres que sea exactamente como lo habías planeado, es mejor tirarlo a la basura".

“En los 60 tuvieron lugar avances sociales extraordinarios, y por eso resulta muy doloroso contemplar el caos racista en el que mi país se halla inmerso actualmente” decía el pasado febrero tras la premier de 'Joan Baez: soy un ruido' en el que habla abiertamente de momentos duros de su vida, el bullying que sufrió en el colegio, los ataques de pánico que padece desde los 15 ("aunque cada vez ocurren menos, si puedo decir que mi vida ha sido pasar de un ataque de pánico a otro, afortunadamente la terapia me ayudó a sobrevivir"), cómo Bob Dylan le rompió el corazón o incluso, un oscuro episodio de abuso por parte de su padre, un hombre al que quería y admiraba y quien, de hecho le inculcó la consciencia de la desigualdad social.

Con '¿Soy bonita cuando vuelo?' el libro que reúne sus temblorosos, pero enérgicos dibujos hechos al revés y con la izquierda, Báez demuestra que a sus 83 años sigue estando más activa que nunca y siempre buscando un sentido de justicia en la vida, su lúcida imperfección.