La 'derrota' del poeta Rafael Cadenas, el primer venezolano que recibe el Cervantes
A sus 93 años ha recibido además el Premio Nacional de Literatura de Venezuela y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
Ha escrito 18 poemarios, ocho libros de ensayos y varias antologías, además de ejercer durante más de 25 años como profesor
Sé que si no llego a ser nadie habré perdido mi vida, escribió Rafael Cadenas en 1977, y los premios muestran que no lo ha hecho. Cadenas no ha perdido su vida, al contrario, nos la ha regalado en versos.
El poeta nacido un 8 de abril en Barquisimeto (Venezuela) en 1930 recibe este 24 de abril el Premio Cervantes, el más prestigioso de las letras hispanas. Pero a sus 93 años ha sido varias veces laureado.
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En 1985 recibió el Premio Nacional de Literatura de Venezuela, en 2009 el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, en Guadalajara (México) y también fue galardonado en 2018 con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, entre otros.
"(Yo)....que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado", decía en su célebre Derrota, y los años se han empeñado en demostrar que pese a lo que diga en sus versos, ha logrado tanto en prestigio e influencia que el jurado del Cervantes lo destacaba hace unos meses en la nota donde anunciaba el galardón:
"Su obra es una de las más importantes y demuestra el poder transformador de la palabra cuando la lengua es llevada al límite de sus posibilidades creadoras, y destila la esencia deslumbrante de las palabras, en un territorio dual de sueño y vigilia, onda expresión de la existencia y del universo, dimensión a la vez mística y terrenal", valoró entonces el jurado.
Universo mágico que creó desde una edad temprana, ya en 1946, con Cantos iniciales. Y del que destaca Cuadernos del destierro, 1960; Falsas maniobras, 1966; Memorial, 1977; "Intemperie" en 1977, "Anotaciones" en 1983, "Amante" en 1983. Un extenso poemario de 18 obras que se completa a partir de los 70 con distintos ensayos por los que también ha sido celebrado.
Y aún le queda material para rato. Tal y como confesó el pasado jueves en Madrid, tiene aún mucho poema guardado, de hecho lleva dos años intentando publicar un poemario que guarda en carpetas en Venezuela "no porque tenga mucho valor sino para conservarlo, porque suelto se pierde".
Un poeta en activo, tímido en el día a día. "No es lo mismo hablar que escribir. Cuando uno habla siente que le falta algo, en cambio la escritura no tiene límite", comentó a la prensa, y oyéndole parece que no le gusta tener audiencia, pese a que lleva toda la vida como profesor, enseñando el valor de la literatura.
Por oponerse a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez sufrió cárcel y acabó exiliado en la isla de Trinidad hasta 1957. Al regreso, ya en Caracas, publicó Una isla (1958) y Los cuadernos del destierro (1960) contando su experiencia y mostrando ya todo su ser, es una persona que cuenta la vida en poesía. Pero aunque a ella ha dedicado mucho, lo que le dio de comer fue la docencia. Enseñó durante 25 años en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, donde es recordado con cariño, y donde hace un año, cuando fue a leer unos poemas, le recibieron como si fuera una estrella de cine.
Fama que aún le abruma, pese a que no se esconde. Antes del Cervantes lleva unos días en España disfrutando del honor del ser el primer venezolano galardonado con el premio. Paseando con pausa y cumpliendo la agenda de actos sin rechistar, lectura de Quijote incluida: "Cuando me llamaron para comunicarme el premio, pensé que era un invento de Don Quijote en uno de sus extravíos", confesó a la prensa y este lunes el ingenioso hidalgo le acompañará en la entrega recordándole una de sus célebres frases: "al bien hacer jamás le falta premio", y el de Rafael Cadenas está más que merecido.