Su interpretación en 20.000 especies de abejas, la ópera prima de Estíbaliz Urresola, le ha hecho merecedora del Oso de Plata como Mejor actriz protagonista en la 73 edición de la Berlinale. Pero en España Sofía Otero no fue ni siquiera candidata al Goya como Mejor actriz. Y no porque los académicos no valoren su trabajo, no estuvo seleccionada porque tiene 9 años.
Ése es el motivo y viene determinado por un cambio de Estatutos de la Academia de Cine.
Desde 2011, no se permite a un menor de 16 años ganar ninguno de sus premios. La justificación que se dio entonces era que se había tomado la decisión como "mera protección al menor", según contó el entonces presidente, Enrique González Macho.
"Cuando un niño gana un Goya le puede afectar profundamente en su desarrollo posterior", explicó González Macho y desde la Academia se añadía que dado que los niños que ganaban un Goya pasaban a ser miembros activos de la Academia, esto implicaba "circunstancias legales no exigibles a un menor".
Ganar un Goya implica "obligaciones" difíciles de asumir por un menor porque "los galardonados asumen automáticamente los derechos y las obligaciones de todos los académicos" y eso implica, por ejemplo, que se les considera miembros numerarios de la Academia.
Los miembros de la Academia de cine tienen el derecho de votar en las Asambleas Generales de la institución, votar los candidatos para Mejor Película, Mejor Documental, Mejor Película Iberoamericana o Mejor Cortometraje. Además, participan en la selección de la película que presenta España a los Oscar.
Entre sus obligaciones se encuentra pagar las futuras cuotas o respetar la confidencialidad de las deliberaciones y acuerdos adoptados en cualquier tipo de Asamblea o Comisión.
Pero, según se dijo, la decisión de la Academia pretende sobre todo proteger a los menores de la presión que implican los premios. La Academia considera que ganar un Goya puede originar para los menores de 16 años una serie de circunstancias que condicionen su desarrollo profesional y personal. Se aludía así, sobre todo, a la presión mediática y social.
Pero no en todos los certámenes cinematográficos españoles está prohibido que un menor reciba su reconocimiento.
En España, el Festival de San Sebastián no tiene una edad límite y por eso, a sus 14 años, Carla Quílez ha podido ser galardonada este año con la Concha de Plata por La maternal (ex aequo con Paul Kirher). También ha podido ganar el Gaudí, porque tampoco tienen límite de edad.
Fuera de nuestras fronteras algunos festivales han encontrado la fórmula, como los Critics' Choice Movie Awards, que tienen una categoría especial para premiar a los menores (hasta 2003 era mejor intérprete niño pero ahora es intérprete joven).
Es un apartado similar al que tuvieron los Óscar durante unos años (de 1935 al 61) cuando la Academia de Hollywood premiaba a los menores de 18 años con un mini óscar (una estatuilla de tamaño más pequeño que la de los adultos) que se otorgaba en la categoría Premio Juvenil de la Academia. Un apartado que permitió que Shirley Temple o Judy Garland tuvieran sus óscares de niñas.
La Academia de Hollywood creó esta categoría para impedir que las interpretaciones de los menores quedarán en desventaja frente a las de los adultos, pero en 1961 decidieron que no era necesario.
Desde entonces son pocos los menores que se han llevado un premio, destacando Tatum O'Neil, quien lo ganó a los 10 años en 1973 con Luna de Papel, o Anna Paquin con El piano en 1994. En categoría de mejor actor masculino, es todavía más difícil, aunque se han dado interpretaciones memorables, el actor más joven en ganarlo ha sido Adrien Brody por El pianista, en 2002 y tenía 29 años.
Lo cierto es que, aunque sus estatutos lo permiten, las interpretaciones infantiles suelen ser ignoradas por la Academia de Hollywood. De hecho, hace más de una década que no se nomina a ningún menor de edad. El último fue Quvenzhané Wallis, de 9 años, seleccionado por su papel en Bestias del sur salvaje (2012) pero no se lo llevó.
La opción de crear una categoría especial para menores podría ser la solución en España, tal y como piden algunos sectores del cine, pero de momento parece que la Academia de Cine no es muy proclive.
Antes de que se decidiera que la edad mínima para ser seleccionado era 16 años, varios menores habían recibido su Goya en la categoría de actor/actriz revelación. El primero fue en 1997 Andoni Erburu con Secretos del corazón, tenía 10 años. Juan José Ballesta lo ganó en 2001 por El Bola, tenía 12 años. Ivana Baquero también tenía 12 cuando lo ganó por El laberinto del fauno en 2007. La siguiente fue Nerea Camacho con 12 años por Camino en 2009. Los últimos en ganar fueron Francesc Colomer (13 años) y Marina Comas (14) por Pa Negre en 2010.