Es la tercera adaptación de la novela, y como las anteriores, el resultado no decepciona. Sin novedad en el frente, la película de Edward Berger basada en la novela de Erich Maria Remarque, está siendo la revelación del año. Este domingo se llevó siete Baftas, más que ninguna otra película en la 76ª edición de los premios. Un récord para una película alemana que también opta el próximo 12 de marzo a nueve Oscar, incluido el de mejor película.
Cuando se cumple un año de la guerra de Rusia y Ucrania el mensaje antibélico de la cinta parece que calado. La obra adapta la novela escrita por Remarque en 1929 que a su vez se basada en su experiencia en la Primera Guerra Mundial.
En la novela Remarque cuenta la historia de unos jóvenes alemanes que se alistan como voluntarios en 1917 para combatir en la Primera Guerra Mundial y cómo poco a poco se convierten en bestias salvajes horrorizados por todo lo que están viviendo. Chicos que pierden pronto la inocencia ante la barbarie de la guerra, que descubren la muerte, el hambre y el miedo. Una novela muy alabada por la crítica que en las dos ocasiones en la que se ha llevado al cine también ha recibido premios.
Tras el éxito de la novela pasó solo un año de su publicación hasta que se llevó por primera vez a la gran pantalla. Desde entonces se han hecho tres versiones, todas exitosas:
En cualquier caso las dos anteriores cintas eran anglosajonas, una norteamericana y la otra británica, lo novedoso ahora es que la versión que está recibiendo tantos premios y buenas críticas es una película alemana.
Im Westen nichts Neues, como se titula en alemán, está siendo la película revelación de la temporada, ayudada eso sí, por la enorme promoción de Netflix, plataforma dueña de los derechos. (Disponible en España desde el pasado 28 de octubre).
La película pone de manifiesto la realidad de una guerra en un momento en el el conflicto entre Rusia y Ucrania cumple un año mostrando sin paliativos a los espectadores lo que pasa en un frente. Y al margen de su calidad, lo cierto es que es imposible no hacer un paralelismo con lo que deben estar estár viviendo los combatientes en la guerra actual. Quizá por eso resulta tan impactante.
Ver en pantalla, con toda crudeza, cómo los jóvenes reclutas ven morir a sus compañeros, como lo que ocurre les asusta, les duele. Cómo les derrota ver que el oponente es un chico como ellos, lo inútil que es todo. Comparar su miedo con los intereses ocultos de otros llevando al espectador a la conclusión de que ese horror no tiene sentido.
Porque, aunque la película de Berger hace una adaptación libre de la novela, mantiene su discurso antibélico y la esencia del libro, que no es otro que replanteemos lo duro y absurdo de las guerras.
Lo cierto es que la obra es tan realista porque se basa en las experiencias vividas en la Primera Guerra Mundial del autor de la novela Erich Maria Remarque.
A diferencia del protagonista de su novela, que se presentó voluntario, a Remarque le reclutaron en 1917 a la edad de 19 años. Su paso por el frente fue duro, a los pocos meses de estar en las trincheras resultó herido de metralla en el cuello, brazo y pierna. Aún así, tras recuperarse, le obligaron a volver al frente donde estuvo hasta que se licenció en 1919.
Tal y como contó posteriormetne su paso por la guerra le marcó profundamente y, aunque recibió la Cruz de Hierro de Primera Clase, desarrolló un claro espíritu antibelicista que es el germen de su famosa novela Im Westen nichts Neue (Sin novedad en el frente) .
La obra de hecho fue considerada un libro antipatriótico por el partido Nazi que ordenó quemarlo en 1933. Para entonces Remarque ya vivía en Estados Unidos aunque su hermana pequeña, Elfriede, fue ejecutada en 1943 tras ser acusada de "declaraciones derrotistas".
Traducida a veintiséis idiomas y con unas ventas estimadas de unos veinte millones de ejemplares, tras la película la obra se ha vuelto a reeditar.