Carmen, que así es el verdadero nombre de Sita Rizzi, montaba sus propias performances en el restaurante de sus padres en Uruguay mientras sonaban las Spice Girls de fondo. Fue ahí cuando empezó un sueño que no pudo cumplirse por la falta de apoyo de su entorno, que tenía miedo a que ‘Carmensita’ sufriera y viviese de un futuro incierto.
Años más tarde estudió Logopedia y se especializó realizando un máster, descubriendo así que también es una de sus grandes pasiones. Pero con la llegada de su hermano Leo Rizzi a la familia y el éxito en el panorama musical de este, la mayor volvió a ilusionarse y decidió luchar por sus sueños: hacer llegar su mensaje a través de sus composiciones. Ella, que había enseñado y motivado en gran parte a Leo, ahora tiene que diferenciarse y romper el vínculo familiar para destacar en una industria que, a veces, resulta difícil “pero de la que hay que quedarse con lo bueno y monetizar las creaciones”.
Es tal el éxito que ha obtenido en las redes sociales, que Sita no descarta presentarse a una futura edición del Benidorm Fest. Aprovechamos esta entrevista exclusiva con la mayor de los Rizzi para reflexionar y lanzar mensajes más que necesarios:
-¿La pasión por la música es hereditaria?
En mi casa nadie se dedicaba a la música, sí que se escuchaba, pero no hay nadie que toque instrumentos. Lo más reseñable es que mi padre nos cantaba tangos a mi hermano y a mí antes de irnos a dormir. Sí que es verdad que desde bien pequeña yo empecé a desarrollar esta pasión escuchando a las Spice Girls o Avril Lavigne.
Me gustaba mucho montar mis propias performances en el restaurante de la familia. Era mi momento cúspide. Cuando nació mi hermano se hizo una sinergia musical entre los dos y empezó el proyecto por el que se nos conoce en la actualidad.
Fui la pionera de la familia.
-¿Cuál era tu plan B de no haberte dedicado a la música?
La música siempre fue mi gran pasión, pero yo estudié Logopedia y tengo un máster especializado. Aunque de pequeña sí que lo tenía claro, mi familia no me apoyó supongo que, entre otras cosas, por el miedo que genera el sector.
Entonces, me centré en estudiar y cuando mi hermano me empezó a adelantar por la derecha con su música me animé a luchar por mi pasión, que ser artista es lo que verdaderamente quiero y por lo que cada día me levanto.
Aquí estoy, luchando por mis sueños.
-¿A quién le canta Sita Rizzi?
A mí misma. Me cuento muchas historias. Le dedico mis composiciones a esa niña interior que tenía muchos sueños. Mis canciones son mi propio diario, por lo que también le canto a todas esas personas que se puedan sentir identificadas con momentos de desamor, depresivos o de incertidumbre que vivimos todos. ‘Espiral’, mi primer single, trata sobre querer salir de un punto que sabemos que no nos hace bien y aún así no podemos hacerlo, por ejemplo.
A veces tendemos a pensar que solo nosotros experimentamos ciertos sentimientos y la realidad es que no, que los vive todo el mundo. Por ellos también comparto mi música: para que bailen o lloren con ella.
-¿Tan mal lo has pasado ya en el amor como para componer ‘Se nos va el amor’?
Soy muy romántica y cuando me ilusiono por una persona ya empiezo a pensar en la casa que compartiremos y los hijos que tendremos. Lo hago desde que tenía veinte años porque siempre he vivido de manera muy intensa. Soy escorpio y le doy muchas vueltas a la cabeza.
Esas experiencias junto con conocerme a mí misma y empatizar con las vivencias de las personas que me rodean me han hecho crecer muy rápido.
-¿Cómo definirías la espiral de la industria musical? ¿Es emocionante o tóxica?
Tóxico lo es todo, da igual el ámbito en el que nos movamos. Sí que es cierto que la industria musical ahora mismo está muy saturada, hay muchos artistas (lo que es bueno) y la competencia hace que movamos más el culo y compongamos en exceso.
Estoy dentro de la industria musical porque lo quiero, amo lo que hago y lo vivo con ilusión. Quiero monetizar todo aquello que hago y es por eso por lo que los artistas estamos aquí. Debemos aprovechar lo bueno y aprender de lo malo.
Intento mantener siempre una actitud positiva, pero las expectativas las guardo en el bolsillo porque no quiero decepcionarme. Hay muchos artistas y muy talentosos.
-¿Encuentras apoyo en el hecho de que tu hermano también se dedique a la música o genera cierta presión?
Adoro a mi hermano y es un gran artista. Al principio le pude enseñar este mundo y le hice ver que le gustaba y él hizo que me volviese a ilusionar de mi pasión en un momento de mi vida en el que estaba muy perdida y no encontraba la motivación necesaria para creer en mí.
No repudio que mi hermano sea músico también, sino que lo abrazo, aunque me quiero diferenciar de él y que la gente conozca mi trabajo independientemente del vínculo familiar.
Leo Rizzi no me despierta envidias y celebro sus éxitos porque me hace querer mejorar a mí también.
-Noto diversidad e inclusión en todo lo que haces. ¿Tienes miedo de que mostrarte tan libre te cierre puertas por aquel tufo conservador que dicen que continúa existiendo en la industria musical?
Defiendo que cada artista tiene que ser uno mismo y mostrarse natural porque sino no va a convencer a nadie. Intento ser yo misma siempre y a quien le guste bien y a quien no también. Obviamente, intento ser una persona con la que sea agradable pasar un tiempo y escuchar su música, pero no pienso si lo que hago le gusta a la industria o no. Abogo por una personalidad de mente abierta, diversificada y por un modelo de mujer que demuestre lo que valemos sin necesidad de ser sexualizada o infantilizada porque creo que es la tendencia natural de lo que está pasando ahora mismo.
Hay público para todos, no soy una croqueta de jamón para gustarle a todo el mundo así que haré un trabajo del que me sienta orgullosa y me deje contenta a mí misma.
-Una meta que quieras cumplir
Me encantaría cantar con Hayley Williams, la cantante de Paramore. Y con Gerard Way, de My Chemical Romance.