A ver si me he enterado, con Miguel Ángel Oliver: la 'piedra Rosetta' del euskera, hallada cerca de Pamplona
Una mano de bronce contiene palabras en euskera arcaico
Estaba colgada en la puerta de un poblado arrasado por los romanos
La Sociedad Aranzadi promueve las excavaciones en el Monte Irulegi
Se trata de un milagro arqueológico y tiene nombre: la mano de Irulegi. Lo asombroso de esta mano de bronce de tamaño natural, hallada cerca de Pamplona, es que podría convertirse en la llave para comprender el nacimiento del euskera. La lengua de los antiguos vascones ha sido identificada en un pedazo de metal que estuvo colgado hace más de dos mil años en una puerta de madera y sirvió para desear buena suerte a quienes entraban o salían de aquella morada. En su dorso alguien escribió con un puntero la palabra Sorioneku, "buena suerte". Se trata de un vocablo claramente identificable con el actual Zorionak, que en euskera significa “felicidades”.
El hallazgo se ha realizado durante las excavaciones de un pequeño asentamiento vascón, destruido por el fuego y abandonado en el primer cuarto del siglo primero antes de Cristo. El poblado de Irulegi fue probablemente una víctima más de las "guerras sertorianas", la guerra civil que libraron en Hispania Citerior las tropas de dos mandos militares romanos: Sertorio y Pompeyo. Sertorio desafió al poder de Roma y pagó con la vida su alta traición. Aquel conflicto dejó miles de muertos entre las tribus originarias de Hispania y un regalo inesperado para la posteridad: una inscripción que puede permitir a los lingüistas del siglo XXI desentrañar el misterioso origen del euskera.
¿Por qué es importante este hallazgo?, ¿qué supone la identificación de una primera palabra en la antigua lengua de los vascones?, ¿puede ser manipulado ideológicamente este descubrimiento? Estas son algunas de las preguntas que seguramente podréis formularos hoy al escuchar este nuevo capítulo del videopodcast `A ver si me he enterado´, conducido en NIUS por Miguel Ángel Oliver. No os perdáis las respuestas de Mattin Aiestaran, director de la excavación, y Javier Velaza, catedrático en Filología Latina en la Universidad de Barcelona.