El cantante estadounidense R. Kelly de 55 años ha sido declarado culpable este pasado miércoles en Chicago, Estados Unidos. Se le imputan varios cargos de posesión de pornografía infantil y abuso sexual de menores, después de que en junio ya fuera condenado a 30 años de prisión por crimen organizado y abuso y tráfico sexual, por lo que se encuentra en prisión en Nueva York.
R. Kelly fue una estrella del R&B en la década de 1990, su nombre completo es Robert Sylvester Kelly, fue hallado culpable de seis de los 13 cargos que se imputaban, tres de ellos relacionados con la pornografía infantil y otros tres vinculados a persuadir a menores para tener sexo con ellos, según recoge Efe.
R. Kelly está bajo vigilancia suicida en una prisión de Nueva York, Estados Unidos. A lo largo del proceso neoyorquino, la Fiscalía llamó al estrado "a 45 testigos y presentó cientos de pruebas, incluidas pruebas escritas, grabadas en video y grabadas en audio del abuso al que el acusado, con la ayuda de sus empleados y asociados, sometió a sus víctimas", así lo recoge La Voz de Galicia.
Los fiscales habían solicitado a la jueza una sentencia superior a los 25 años, y una multa de entre 50.000 y 250.000 dólares (que finalmente quedó en 100.000 dólares) "a la luz de la gravedad de los delitos, la necesidad de que sirva como disuasión y la necesidad de proteger al público de nuevos delitos del acusado". La defensa del artista pide que la pena de prisión no superara los 10 años por la "traumática infancia del acusado, incluidas las evidencias de una historia de abusos sexuales por miembros de la familia y no familiares".
Una decena de testigos aseguraron durante el proceso haber sido objeto de abusos de R. Kelly, mientras que otros detallaron un continuo patrón de abusos. Las mujeres describieron sobre el estrado a una carismática celebridad que frecuentemente escogía a jóvenes víctimas que asistían a sus conciertos, a quienes a veces asaltaba sexualmente entre bambalinas minutos después del evento.
Los testimonios también revelaron abusos prolongados por parte de Kelly contra sus parejas, a quienes golpeaba y forzaba a que lo llamaran "daddy". Incluso, controlaba cómo se vestían, cuándo podían usar el baño o comer, cómo debían interactuar con otros hombres o si podían salir de las habitaciones de las residencias u hoteles en las que las retenía. Además, destaparon que R. Kelly utilizaba a toda una red de empleados para ayudarlo en sus esfuerzos de captar a chicas jóvenes, aislarlas e intimidarlas.