Foto: Certamen Miss Venezuela 2010.
A los ocho años, Lunasol Ivian Colmenares se quedó huérfana y a los diez ingresó en el orfanato de monjas en San Carlos, en Venezuela. Seis años más tarde, su educación religiosa influyó tanto en ella que estuvo a punto de convertirse en monja. De hecho, ha confesado que tuvo muchas conversaciones con la madre superiora y fue precisamente ella quien le dijo que se lo pensara bien antes de tomar una decisión. Tras recapacitar, cuenta Lunasol que se dio cuenta "de que eso no era lo mío pero fue gratificante haber estado allí. Pero veía Fashion TV y observaba a las modelos caminando por las pasarelas, con esa ropa y esos maquillajes y fue ahí cuando sentí curiosidad y me pregunté si me podía ir bien en ese mundo. Así supe que realmente quería ser modelo", añade la guapa venezolana en una entrevista concedida a 'El Universal'.
Ahora, explicaba la joven modelo a los medios venezolanos, "las monjas del monasterio son mis mayores seguidoras". Además, confiesa: "Algunas veces la gente piensa que por el simple hecho de que dejé ese mundo, ya me olvidé de todo y no tengo nada que hacer con Dios, a ellos les digo que gracias a él estoy aquí y cada uno de esos comentarios me dan fuerza para seguir luchando.
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