No importa cuánto tiempo llevemos utilizando un colchón, por muy bueno, cómodo y viscoelástico que sea. Llegará un momento en que agotará su vida útil, se volverá incómodo, perderá firmeza o se deteriorará. Nos tocará hacernos con uno nuevo y jubilar el viejo. Un colchón antiguo suele ser ese trasto ‘trasto’ del que no parece fácil deshacerse. Para empezar, no es una basura corriente como la que dejamos en los contendedores todos los días. Peor es el otro escenario: dejarlo abandonado en cualquier sitio y que nos multen. Entonces, ¿qué hacemos con él? ¿Cuál es la forma correcta de reciclarlo?
Para alguien que quiera contribuir a la economía circular, lo mejor sería donarlo a alguna entidad o asociación que vaya a darle un buen uso. Solidança, Proyecto Lázaro, Riquirraque, Cáritas… Es conveniente investigar si hay alguna asociación en nuestra comunidad autónoma que pueda recogerlo a domicilio.
Otra opción es preguntar a conocidos y familiares. Es posible que alguien no quiera gastar demasiado en un colchón nuevo y le dé buen uso al nuestro; caso, por ejemplo, de uno que todavía no ha agotado su vida útil (15 años) pero que queremos cambiar antes de tiempo porque se nos ha quedado pequeño. Del mismo modo, se puede poner a la venta en una plataforma de segunda mano, como Wallapop o Milanuncios, donde puede recibir ofertas de interesados.
La manera más cómoda de deshacerse del clásico colchón ‘trasto’ que ya no usamos es consultar el calendario de recogida de enseres de nuestro ayuntamiento. En ciudades como Madrid, este calendario funciona por distritos y franjas horarias. Un día al mes, generalmente en horario nocturno, el Ayuntamiento hace la correspondiente batida por contenedores y puntos limpios y recoge en camiones especiales enseres voluminosos, muebles y pequeños electrodomésticos, entre otros.
Según explica la OCU, “de acuerdo con la nueva Ley de Residuos publicada en abril 2022, los fabricantes son responsables de la gestión de los residuos que generan y deberán hacer una gestión específica para 2025. Esto implica que para entonces deberán ser recogidos de forma separada en los municipios”.
Otra opción es hacer una solicitud en el servicio correspondiente del ayuntamiento para acordar el día y la hora de recogida. Algunos mantienen un sistema de demanda, al que se puede llamar para solicitar la retirada de un colchón o de otro tipo de enser voluminoso.
Si hay posibilidad de trasladar el colchón por nosotros mismos, otra de las maneras de deshacerse de él de forma responsable es llevarlo a un punto limpio. Desde ahí será recogido por los servicios de limpieza. Lo procesarán y lo destruirán de forma correcta.
En este caso, se recomienda desmontarlo por partes: retirar la tela, extraer los muebles y separar los componentes. Una vez despiezado, llevar todo al punto de recogida más cercano para que otros se encarguen de él.
Como sucede con los electrodomésticos voluminosos (horno, lavadora, lavavajillas), podemos dejar que sea la empresa que nos ha vendido el nuevo colchón la que se haga cargo del viejo. Algunas lo harán encantadas. Si todavía se le puede dar uso, es probable que lo desinfecten y lo pongan a la venta en un outlet. Si está muy deteriorado, en teoría se encargarán de destruirlo siguiendo los protocolos de reciclaje adecuados.