Las nuevas tecnologías buscan hacernos la vida más sencilla y lo cierto es que la mayor parte de las veces lo consiguen. En general, no suelen ser situaciones de vida o muerte, sino pequeños detalles que hacen que nuestro día a día resulte más llevadero y más confortable. En el caso de las cámaras 360º de los coches puede ser ambas cosas.
Este sistema se convierte en la herramienta ideal para poder tener controlados todos los espacios que nos rodean cuando vamos en el coche y, aunque lo más habitual es convertirlo en nuestro mejor aliado a la hora de aparcar en espacios ajustados, lo cierto es que también puede ser clave para ayudarnos a navegar por espacios estrechos o carreteras mal señaladas sin que nuestro coche corra peligro.
Cada vez es más frecuente que los coches nuevos vengan con esta tecnología instalada, pero esto no siempre es así. Las personas que optan por no tenerla en ocasiones más tarde se arrepienten, porque se dan cuenta de que podría resultarles útil o porque prueban un coche que sí lo tiene y se preguntan cómo podrán vivir sin ello a partir de ahora. No es raro que se planteen la posibilidad de instalarla más adelante.
Esto no siempre es posible, el coche debe tener cierta infraestructura para poder instalar una cámara 360º porque para poder tener una visión global de lo que rodea al vehículo es necesario que haya varias cámaras en lugares concretos. Normalmente, son cuatro cámaras, aunque hay coches en los que hay seis.
Para conseguir grabar todos los ángulos es necesario colocar una cámara frontal, esta se pone, habitualmente, en la rejilla delantera, junto al capó. También es necesaria una cámara trasera, que suele estar colocada en la placa de la matrícula trasera. Los lados los cubren dos cámaras más, una a cada lado del coche y que están situadas en los retrovisores externos generalmente.
Estas cámaras van conectadas a una pantalla, que se coloca en el salpicadero del coche y que es donde se podrá ver la información que recogen. En esa cámara es donde se puede visualizar el coche y donde se señalizará el espacio que queda entre el vehículo y el obstáculo que queremos esquivar para evitar golpes y, por tanto, daños y problemas.
Para marcar las distancias suele emplearse un sistema de colores que sigue las normas habituales que todos conocemos. Las líneas de color verde indican que no hay riesgo de choque, el coche está lejos del objeto; si estas son amarillas, será porque el vehículo se encuentra a una distancia media del objeto y será necesario tener precaución. El rojo es clara señal de peligro, porque estamos demasiado cerca del objeto en cuestión.
En general, este tipo de dispositivos requieren una instalación, por lo que, a no ser que se sea un experto en la materia, lo mejor es dejar que sean los profesionales los que se hagan cargo de ella. No solo porque es necesario desmontar ciertas partes del vehículo, también porque habrá que conectar cables y sistemas para conseguir que todo funcione bien. Los más habilidosos pueden intentarlo por su cuenta, pero en cuestiones de seguridad, lo mejor es no arriesgar. Además, en muchas ocasiones, el sistema de cámaras que compremos traerá incluida la instalación.