¿Cómo conservar el café en grano?
'Café para los muy cafeteros' no es una expresión dicha al azar. Importa, y mucho, la preparación y la conservación del grano
Cumplir ciertos pasos nos va a permitir disfrutar de un café recién molido con todo el sabor
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El café es un imprescindible del día a día para muchas personas, tanto para aquellas que lo utilizan para ganar su pico de energía nada más despertarse como para quienes lo disfrutan como un placer, un ritual que lleva aparejado un sabor y un olor que no se quiere sustituir con el remanso del té o de las infusiones. Aunque hay que tener en cuenta los pros y los contras de la cafeína.
El que lo probó lo sabe: en cuanto se prueba el café recién molido, no hay vuelta atrás. Es casi imposible volver sin crujir de dientes al clásico paquete de torrefacto del supermercado, muy inferior en sabor y, por supuesto, menos sofisticado si lo que buscamos es consumir café de alta calidad en su punto óptimo.
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Si queremos hacer las cosas bien (y no nos importa abrazar el espíritu cafetero y el amor obsesivo por los detalles), hay que guardar el café en grano de la forma correcta para no dañarlo y alterar sus propiedades. A partir de aquí, lo prepararemos en la modalidad que más nos guste: cafetera italiana, máquina de expreso o presa francesa. Cuidado: prepararlo bien tiene su truco.
Consúmelo en el momento y almacénalo en su forma original
Guardar el café en grano y molerlo en el momento es la mejor manera de conservar sus propiedades, justamente porque al triturarlo para obtener el polvo conseguiremos el máximo puntaje de sabor y aroma y no habremos perdido frescura y matices, la degradación más típica cuando lo conservamos varios días en la nevera, ya molido. Así pues, hay que saber cómo guardarlo para que el grano se conserve en condiciones óptimas.
Respeta el tiempo del grano
Una vez lo hayan tostado, se recomienda consumirlo de 2 a 10 días después. Ahí estará en su punto óptimo. No pasa absolutamente nada si lo mueles y te lo bebes más tarde, aunque quizá haya perdido algo del sabor ideal. Solo lo notarán, seguramente, los paladares cafeteros muy entrenados.
Nunca al congelador
Un error típico de algunas personas, que piensan que aplicando gran cantidad del frío el grano conservará mejor sus propiedades. El impacto de la baja temperatura puede alterar el sabor y la estructura, y por tanto es mejor evitar la tentación de ‘congelarlo’. Esta idea, que así aguantará mejor, es completamente falsa.
Utiliza un buen recipiente
En contra de ciertas opiniones radicales, el café en grano puede guardarse perfectamente en el propio paquete que compramos en la tienda especializada, siempre que sea opaco.
La luz también degrada el grano, por lo que no se recomienda del todo almacenarlo en el clásico bote voluminoso de cristal.
Para conservarlo de forma óptima, basta con sacar todo el aire posible del paquete, doblar varias veces la abertura para sellarla bien y utilizar alguna pinza o presilla. Si lo preferimos, podemos utilizar un recipiente hermético; una lata, por ejemplo.
Lugares secos
La humedad es enemiga del café perfecto, así que nada de guardarlo en la nevera destapado, en un rincón donde pueda verse afectado por una bocanada repentina de vaho caliente (en el armario encima del lavavajillas, por ejemplo) o en exteriores con cierta humedad en el ambiente, como pueda ser una terraza en una zona de costa.
Cuando lo prepares en la cafetera, quizá notes un matiz que no te gusta nada. Un ambiente húmedo puede afectar directamente a las propiedades del grano y, sobre todo, al sabor. Lo habrás adivinado: es posible que coja el olor y el sabor de los distintos alimentos que guardas en el frigorífico y amargarte la ceremonia de todas las mañanas.
Vigila la temperatura ambiental
Lo ideal es tener el grano en un armario fresco sin vaivenes de temperatura. Nada de exceso de frío o de calor, pues son dos elementos que afectan a la calidad del resultado final. A evitar los puntos de la cocina que reciban impactos térmicos puntuales, como el clásico armario que está encima de la nevera, o esos rincones de la cocina donde dé el sol. Se va a calentar demasiado.