Todo el que haya buscado trabajo con cierta disciplina sabe que el mercado laboral es un camino repleto de trampas. Así lo diría Borges: senderos (malos) que se bifurcan; escollos inesperados con los que no contábamos hasta hace unos años.
A la dificultad de diseñar un currículum que entre por los ojos y pasar con nota las distintas fases del proceso de selección, se viene sumando una tendencia preocupante en los últimos tiempos: un ejército de ofertas de trabajo falsas que buscan atrapar a todos esos incautos desesperados por encontrar un hueco en alguna empresa que los acoja. Internet está lleno de ellas. ¿La mala noticia? Son cada vez más difíciles de detectar.
Nadie es realmente inocente al buscar empleo; ni el candidato o candidata que maquilla ciertos datos de su currículum; ni, por supuesto, todas las empresas que omiten información relevante en su búsqueda de perfiles, como el salario, con la única intención de rebajarlo en la fase final.
En todo caso, conviene distinguir unas de otras. Por un lado, la clásica oferta que esconde una estafa. Por otro, la que es una ‘fantasmada’, a saber: una vacante publicada en algún conocido portal de empleo que la empresa en cuestión no piensa cubrir inmediatamente. Por sorprendente que parezca, esta es una tónica habitual desde 2022, según un informe publicado por Clarify Capital. Buscar trabajo empieza a parecerse a un simulacro. Es cada vez más complicado distinguir a empleadores honestos de aquellos que solo quieren visibilizarse en Linkedin o Infojobs fabricando una pantomima que los legitime (a ellos, o a su departamento de Recursos Humanos).
Estas son todavía más peligrosas. Se aprovechan de la digitalización acelerada del mercado laboral para acaparar más presas. En materia laboral, a España siempre le come el perro los deberes, y eso lo saben en Europa, donde ya nos han reconvenido para que arreglemos (o parcheemos) las alarmantes cifras de paro juvenil. El borrado de las fronteras entre redes sociales oficiales para buscar empleo (Linkedin) y cuentas personales (WhatsApp) facilita mucho el trabajo a los estafadores.
Tal y como hacen con correos electrónicos, SMS y WhatsApps que imitan el mensaje de alguna fuente oficial (Hacienda, por ejemplo), estas vacantes fraudulentas buscan siempre lo mismo: extraer datos sensibles de los candidatos en búsqueda activa de empleo. Direcciones, contraseñas, correos electrónicos y claves bancarias. Incluso dinero.
Algunas son realmente fáciles de distinguir, como las que brotan en WhatsApp. Tan solo hay que atender al número desde el que llegan (generalmente, extranjero) y la forma en la que aparecen en nuestra lista de chats, sin que nosotros le hayamos facilitado nuestro número de teléfono. A partir de ahí, los estafadores utilizan distintos métodos, aunque casi siempre acaban solicitándonos que pinchemos en un enlace que lleva a un portal de empleo fraudulento o que abre una brecha de seguridad en nuestro teléfono.
Otros motivos de alerta suelen venir de la información que presenta la oferta. Motivos de sospecha inmediato sería: