Aunque el lavavajillas, además de ser un imprescindible en los hogares, es uno de los electrodomésticos que más empleamos, todavía hay quienes siguen cometiendo errores a la hora de ponerlo.
Desde dejar los platos sucios durante mucho tiempo, enjuagar los vasos o platos antes de introducirlos dentro del electrodoméstico hasta no colocar de forma correcta todos los utensilios.
Malos hábitos que no solo pueden dañar la vajilla, sino que también provoca que no se aproveche al máximo el espacio, algo que afecta directamente en el consumo.
El lavavajillas está compuesto por una serie de bandejas y compartimentos diseñados para colocar los diferentes utensilios de cocina y vajilla de manera ordenada y eficiente.
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomiendan colocar la vajilla con cuidado en el interior del electrodoméstico, así como también fijarse en que pueda circular el agua entre todos los objetos.
“Los platos y las tapas deberás colocarlas lo más vertical posible y bien separados unos de otros, nunca en la misma ranura, intentando que no se toquen entre sí para que no se acumulen restos y agua en su interior tras el lavado”, explican desde la Organización.
El lugar idóneo para poner los platos, así como también las ollas y los utensilios más voluminosos, es la bandeja inferior. Es la zona más alta y donde el agua llega con más potencia y presión. Eso sí, se aconseja que los hondos vayan en las rejillas más anchas y los llanos en las más estrechas.
Asimismo, se ha comprobado que colocando los platos mirando hacia el interior se va a conseguir una limpieza más eficaz. Al ponerlos de esta forma, el agua que sale durante el lavado por la parte de abajo dará directamente a la zona de dentro, en la parte donde se coloca la comida y, por tanto, donde suelen quedar restos.