La alfombrilla de la ducha, uno de los objetos más sucios del baño: ¿cómo limpiarla correctamente?
La limpieza de la alfombrilla de la ducha es vital para evitar gérmenes ya que es uno de los objetos más sucios del baño
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La alfombrilla antideslizante que tenemos en la ducha para no resbalarnos y pegarnos un buen susto es, al igual que el inodoro, uno de los elementos más sucios del baño. Por ello, su limpieza es fundamental para disfrutar de un espacio libre de gérmenes y de bacterias.
El agua, los jabones líquidos y los productos que utilizamos y la escasa ventilación provocan la rápida aparición de moho. En poco tiempo, nuestra alfombra se pone vieja y es necesario cambiarla sin apenas haberla usado. Para evitarlo, es importante adquirir ciertos hábitos como limpiarla tras cada uso y dejarla secar por completo.
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¿Cómo limpiar la alfombrilla de la ducha?
A pesar de la rutina diaria de limpieza y secado de la alfombrilla, al final aparecen las temidas manchas negras. Con idea de que no sea así, podemos seguir una serie de pautas sencillas que indicamos a continuación:
- Prepara una mezcla de agua y jabón neutro en un barreño o en la misma bañera cerrada con tapón.
- Introduce la alfombrilla de goma y deja reposar unos minutos.
- Con un cepillo de dientes viejo, frota cada ventosa hasta eliminar todas las manchas.
- Aclara la alfombrilla.
- Pon en el balde agua limpia con un chorrito de lejía o amoniaco. Una cucharadita de blanqueador con cloro por cada cuatro litros de agua es una proporción más que suficiente para una limpieza regular.
- Si no eres partidario de la lejía, puedes emplear vinagre blanco a partes iguales con el agua.
- Introduce la alfombrilla y deja a remojo unos 15 minutos. Cuanto más sucia esté la alfombrilla de baño, más tiempo debe estar a remojo.
- Aclara y deja secar. El resultado es perfecto, sobre todo si limpias así la alfombrilla al menos una vez por semana.
Si en vez de alfombrilla de goma utilizas solo una alfombrilla textil para los pies, recuerda cambiarla al menos todas las semanas y dejar que se seque por completo después de cada uso. Lo ideal es sustituirla por otra limpia aproximadamente cada tres días.
Si no limpiamos la alfombrilla de forma adecuada, según apunta Business Insider, la aparición de moho puede contribuir a causar alergias, asma y otros problemas respiratorios. También estaremos más propensos a la aparición de hongos.