En este pueblo, aunque la atracción estelar sean los zorros, también "hay algunas cabras, y conejos", nos cuenta la viajera Natasha Puente, quien también nos ha cedido las fotos y tuvo la suerte de ver la reserva con sus propios ojos.
Pero si te estas planteando ir deberías tener en cuenta estos consejos: "Si un zorro se acerca, hay que mostrar que eres dominante: si no el zorro puede acercarse de más y mordisquear tus cosas, incluso orinar. No te debes agacha porque un zorro puede llegar por detrás y morderte. Pero lo más importante es, no pueden ser tocarlos", nos cuenta Natasha.
"Todos los zorros que allí viven nacieron ahí. Toda su vida han estado en la villa", nos cuenta. Resulta muy curioso la facilidad con la que se han adaptado al clima extremo de la zona: "Están muy marcadas las cuatro estaciones del año. Cuando fui era invierno y estaba todo nevado, muy bonito. Pero en verano hace mucho calor", nos cuenta.
Aunque la reserva cuenta con mucho terreno, sus habitantes se dividen en dos grupos: unos se encuentran en semicautividad, ya que el terreno está cercado; otros menos afortunados, viven en jaulados. "Si estás en contra de los zoos, no te recomiendo visitar 'Zao Kitsune Mura'. Eso sí, cuentan con casas para cobijarse, personal encargado de su alimentación y un veterinario reponsable de la sanidad y la prevención de infecciones", explica.
En Japón, los zorros gozan de gran simbolismo y gozan de gran importancia. Según la tradición japonesa son animales mágicos e inteligentes con la cualidad de proteger pueblos y aldeas.
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