La lava incandescente avanza lenta pero inexorablemente desde el margen derecho (para el espectador) de la imagen. Tonos rojos se alternan con piedras negras a medida que el interior de la masa se enfría al entrar en contacto con el aire. Sigue avanzando y llega a la mitad de la carretera. Y sigue. Un Ford Mustang blanco espera. En cuanto la lava, a centenares de grados de temperatura, toca las ruedas y las partes plásticas, comienza a arder. Y nada puede parar su avance...