Un revolucionario avance médico mejora la técnica de los trasplantes de corazón en el Reino Unido. Seis menores de entre 12 y 16 años han sido trasplantados con un corazón que había dejado de latir. Los órganos son recuperados mediante una máquina pionera.
Un equipo de cirujanos británicos ya utilizan una máquina que puede reanimar corazones fuera del cuerpo después de que estos hayan dejado de latir. Gracias a esto han transformado la vida de seis pacientes jóvenes. Esta técnica permite aumentar el número de potenciales donantes y reducir los plazos de espera.
Utilizando una máquina pionera, los médicos del Servicio Sanitario Público británico NHS han podido reanimar corazones de donantes que se habían detenido. Todos los trasplantes se realizaron en hospitales públicos británicos durante la pandemia de covid, según han publicado los medios británicos.
Marius Berman, un cirujano que está realizando estos trasplantes cardiotorácicos en el hospital Royal Papworth (RPH) en Cambridge, ha explicado cómo funciona esta nueva técnica. Después de la muerte cardíaca el corazón es “como un globo inflado por lo que no hay manera de evaluar si el corazón está funcionando bien … por eso es seguro recuperar el corazón porque no sabríamos cómo funciona “.
Anteriormente, los corazones se transportaban para los destinatarios previstos en neveras estériles. Sin embargo, una máquina de “corazón en una caja”, llamada Organ Care System (OCS), desarrollada por la empresa estadounidense TransMedics, diseñada para simular el cuerpo humano, manteniendo el corazón caliente, latiendo y bombeando sangre para que llegue sano al destinatario. La idea detrás de la máquina era permitir que el órgano se transportara a largas distancias.
Freya, de 14 años, es una de los primeras pacientes pediátricos en someterse a este tipo de cirugía cardíaca. En agosto de 2019, le diagnosticaron una miocardiopatía restrictiva, que le provocaba cansancio, dolor en el pecho y problemas respiratorios.
Le advirtieron que la espera de un órgano compatible podía durar hasta dos años, pero el programa dirigido por el hospital Royal Papworth redujo la espera a solo ocho semanas. Freya salió del hospital 10 días después de su operación y en unos meses pudo empezar a hacer las cosas que más amaba de nuevo, como montar a caballo.
"Ahora tengo más resistencia. Puedo salir a dar largas caminatas y escalar colinas y no necesito parar para respirar", cuenta. "Estoy exultante de haber recibido un regalo tan maravilloso, pero es triste saber que alguien también murió".
El padre de Freya, Jason, dice que su familia nunca olvidará a las personas, y la máquina, que le salvaron la vida. "Freya necesita medicamentos a diario y tendrá que acudir periódicamente al hospital. "Pero ahora sabemos que tiene un estupendo corazón saludable y que su futuro es brillante".