Una alta temperatura del aire y una enorme corriente son los dos elementos esenciales para que se formen los tornados de fuego. Por eso, son más frecuentes cerca de un incendio forestal o una zona desértica a mucha temperatura, donde llegan a medir entre 10 y 50 metros de alto, con unos pocos metros de ancho y algunos minutos de actividad.
De forma artificial, un tornado de fuego también podría crearse con unos ventiladores y una zona desértica de altas temperaturas:
Menos frecuentes son los que alcanzan el kilómetro de alto, que contienen vientos superiores a los 160 kilómetros por hora y son capaces de sobrevivir más de 20 minutos. Su ferocidad es total: desde destruir árboles de hasta 15 metros de alto hasta cobrarse la vida de casi 50.000 personas.
Uno de los casos más impactantes fue el producido por un tornado de fuego tras el bombardeo de Dresde (1945), el cual provocó una tormenta de fuego del tamaño de una ciudad pequeña y produjo un remolino que mató entre 22.700 y 35.000 personas, además de destruir el centro histórico de la ciudad alemana.
Lo cierto es que en Estados Unidos están más acostumbrados que aquí. Sin ir más lejos, el pasado 15 de agosto el equipo de bomberos de la ciudad de Oregón capturó este fenómeno, cuyo vídeo se ha viralizado en las redes sociales:
Y dos días después, se pudo ver otro en el sur de California.
O este, ocurrido hace unos meses en Missouri: