El que nos da tan 'buenas noticias' es Daniel Rothman, profesor de geofísica del departamento de Ciencias Atmosféricas y Planetarias del MIT y co-director del Centro Lorenz del MIT.
En su análisis, publicado en la revista 'Science Advances', ha analizado las alteraciones importantes del carbono en los últimos 540 millones de años de nuestra planeta, incluyendo los cinco eventos de extinción masiva. Ha identificado "umbrales de catástrofe" en el ciclo del carbono que, si se superan, conducirían a un entorno inestable y, en última instancia, a la extinción en masa.
Rothman predice que, dada la reciente subida de las emisiones de dióxido de carbono en una escala de tiempo relativamente corta, una sexta extinción dependerá de si una cantidad crítica de carbono se agrega a los océanos.
Esa cantidad, calcula, es de unos 310 gigatoneladas, que estima es aproximadamente equivalente a la cantidad de carbono que las actividades humanas habrán agregado a los océanos del mundo para el año 2100. Sí, los cálculos conducen al peor de los escenarios.
"Esto no quiere decir que el desastre ocurre al día siguiente", dice Rothman en un comunicado. "Estoy diciendo que, si no se controla, el ciclo del carbono se movería hacia un reino que ya no sería estable y se comportaría de una manera que sería difícil de predecir. En el pasado geológico, este tipo de comportamiento está asociado con la extinción en masa".
Un estudioso de las extinciones masivas
El geofísico ha dedicado buena parte de su vida investigadora a las extinciones masivas. Concretamente, a la del Pérmico final, la extinción más severa en la historia de la Tierra y conocida comúnmente como la 'Gran mortandad'. En ella, un pulso masivo de carbono a través del sistema de la Tierra estuvo involucrado en la eliminación de más del 95% de las especies marinas en todo el mundo.
Desde entonces, las conversaciones con colegas lo estimularon a considerar la posibilidad de una sexta extinción, que le llevó a desarrollar una fórmula matemática simple en la que se tenía en cuenta, en los ciclos de carbono de la historia (31 según contabilizó), cuál había sido la cantidad y el tiempo que habían permanecido. Observó en cuáles, además, estos 'picos' de carbono habían desencadenado en extinciones masivas.
Así, observó un umbral común por debajo del cual quedaron la mayor parte de los acontecimientos. Si bien estos eventos implicaron cambios significativos en el carbono, fueron relativamente benignos, no lo suficiente como para desestabilizar el sistema hacia la catástrofe. Por el contrario, cuatro de los cinco eventos de extinción en masa se encuentran por encima del umbral, siendo la más extrema la extinción final del Pérmico.