Cassini se encuentra de camino a la atmósfera de Saturno, en un viaje que, tras 20 años, llegará a su fin en septiembre: será entonces cuando colisione con el planeta gigante. Mientras tanto, la NASA sigue recibiendo datos de la sonda con el fin de conocerlo mejor.
Uno de esos datos tiene que ver con lo que hay (o no) entre el planeta y sus anillos. Hasta ahora, los científicos estaban convencidos de que se trataría de un basto espacio lleno de partículas de polvo, pero nada más lejos de la realidad. Al parecer, y gracias a los últimos datos que ha enviado la sonda, se ha demostrado que Cassini está literalmente solo.
¿Cómo se ha llegado a esta conclusión?
Cuando los datos de RPWS (el nombre técnico de Cassini) se convierten a un formato de audio, las partículas de polvo que golpean las antenas del instrumento suenan como estallidos y grietas. Esto provoca que los silbidos y chirridos habituales de las ondas que el instrumento está diseñado para detectar sean casi imposibles de distinguir. Pero en esta ocasión, las cosas han cambiado.
Al cruzar el plano del anillo, el equipo de RPWS esperaba encontrarse con los sonidos de siempre. En su lugar, sin embargo, los ruidos reales se produjeron con sorprendente claridad. Así lo ha compartido la NASA vía Twitter:
"Fue un poco desorientador; no estábamos escuchando lo que esperábamos escuchar", ha comentado William Kurth, líder del equipo de RPWS, en la Universidad de Iowa. "He escuchado los datos de la primera inmersión varias veces y probablemente puedo contar con los dedos de la mano el número de partículas de polvo que oigo".
Cassini cruzó a través del plano del anillo por segunda vez el 2 de mayo a las 19.38 UTC, en una región muy cerca de donde pasó en la inmersión anterior. Durante esta órbita, antes del cruce, las cámaras de Cassini estuvieron observando de cerca los anillos. Además, la nave espacial giró más rápido que nunca con el fin de calibrar el magnetómetro.
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