Conocidas como 'aguamalas' o 'malaguas', las medusas tienen muy mala fama por lo urticante de sus picaduras y las plagas veraniegas a las que nos tienen acostumbrados y de las que este año parece que nos vamos a librar (al menos masivamente). Pero no es su única faceta. En 'El Tiempo Hoy' elaboramos una lista de ocho ventajas que las medusas, esos animales marinos de la familia de los celentéreos, pueden traerte.
Saben a alga y tienen un olor muy fuerte a mar. Las medusas como alimento es algo bastante habitual en Asia, donde acompaña a ensaladas o son ingrediente de galletas o pasta. Es lógico; las medusas se componen en un 95 por ciento de agua, y el resto son principalmente proteínas libres de lípidos, carbohidratos y colesterol, por lo que son un alimento saludable. De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ya lo ha repetido varias veces: hay que comer más medusas para evitar la superpoblación de esta especie (que acarrea a su vez la desaparición de peces) en el Mediterráneo y en el Mar Negro. Eso sí, antes de cocinarlas hay que dejarlas secar durante un mes.
Las medusas tienen una alta concentración de colágeno, una proteína muy utilizada en la fabricación de cosméticos por dar consistencia y elasticidad a la piel. Hasta el momento, el colágeno se ha obtenido mayoritariamente de subproductos de la industria cárnica, pero el temor a la transmisión de enfermedades como la encefalopatía espongiforme bovina o enfermedad de las vacas locas ha llevado a buscar fuentes de origen marino que no presentan este riesgo. En la actualidad, existen varios estudios que investigan su potencial en la industria cosmética.
La empresa biotecnológica 'Bionaturis' realizó un estudio en el que se analizaban las distintas utilidades en la industria de las especies de medusas más abundantes en la costa andaluza. No solo encontraron que algunas de las nuestras eran comestibles, sino que, además, podían también emplearse como pienso para animales y abono para la agricultura.
Algunos organismos se refugian en las medusas a modo de paraguas. Entre sus tentáculos, viajan cobijadas las crías recién nacidas de bogas y seriolas. Además, algunas medusas tienen camarones entre sus tentáculos, que las liberan de los parásitos.
Amit Lotan, el inventor de la crema solar que evita las picaduras de medusa, está investigando cómo hacer de los aguijones de este animal un suministrador de fármacos. Dado que las picaduras de las medusas se producen por la inyección simultánea de un millón de agujas por cada centímetro de piel, se cree que los inyectores también pueden utilizarse para aplicar fármacos, pues penetran muy bien en la piel.
Descubierta en las aguas de Portofino, en Italia, en 1988, la Turritopsis nutricula tiene el 'superpoder' de volver atrás en su ciclo vital gracias a un proceso celular denominado transdiferenciación. Es decir, que si fuera una mariposa, podría volver a ser gusano y luego crisálida para nacer otra vez. Ahora, el científico japonés Shin Kubota investiga esta medusa en Kioto, ya que considera que entender este proceso de inmortalidad podría alargar la vida humana.
Tienen un gen que codifica la proteína verde fluorescente, muy utilizada por la comunidad científica como herramienta para marcar con luz las estructuras en las células y así poder seguirlas a través del microscopio. Esta proteína (conocida como GFP) fue descubierta en 1961 por científico Osamu Shimomura mientras estudiaba una medusa y el hallazgo desembocó en el Premio Nobel de Química de 2008.
Desde 'medusas electrónicas' que cazan células cancerígenas hasta drones que emulan el movimiento de estas, estos animales inspiran la creación de instrumentos de muy diverso tipo. Sus particulares mecanismos pueden ser aplicados para mejorar la eficiencia energética (si reproducen su movimiento) o para capturar células con unos tentáculos similares.