Las contraseñas son, sin duda, uno de los elementos clave para garantizar la seguridad y la privacidad en Internet.
Una contraseña segura debe tener ocho caracteres como mínimo. Además se recomienda utilizar en ella dígitos, letras y caracteres especiales (como por ejemplo usar $ en vez de S).
Es aconsejable que las letras alternen aleatoriamente mayúsculas y minúsculas para que los espías y otros usuarios malintencionados lo tengan más difícil a la hora de adivinar o piratear tu contraseña.
Si se hacen con tu clave, y usas la misma en todas tus cuentas, es probable que si te 'hackean' el ordenador se hagan con todos tus datos privados.
Para Google, asignar la misma contraseña a todas las cuentas 'online' es como utilizar la misma llave para cerrar tu casa, tu coche y tu oficina. No es mala idea apuntar las claves, siempre y cuando, no las dejemos en un lugar a la vista.
Se recomienda que en una contraseña no se utilice el número de DNI, ni el del teléfono ni la tan recurrida fecha de nacimiento. Lo que no es una mala idea es combinar esta información con alguna técnica propia de construcción de contraseñas, de tal forma que sea lo suficientemente compleja y que un tercero no pueda descubrirla fácilmente.
Cambiar las contraseñas, como las del correo electrónico o tarjetas de crédito, cada tres meses aproximadamente es una forma de que los ciberdelincuentes lo tengan más difícil a la hora de acceder a nuestros datos. También es necesario configurar las opciones de recuperación de contraseña y mantenerlas actualizadas.
Tus cuentas en línea, los archivos de tu ordenador y tu información personal están más seguros cuando usas contraseñas seguras. Claro, que nunca se sabe; ahora toca someter a la contraseña a examen.
Es por ello que existen páginas web como esta de Microsoft que te ayudan a saber si tu contraseña es segura, o si por el contrario, tienes que pensar una mejor.