Para los humanos el ruido va y viene. Pasa un helicóptero muy bajo: hay ruido. Sin tráfico ni gente alrededor, por el contrario, se hace el silencio. Pero el funcionamiento de las plantas es más complejo. A ellas sí las perturba la contaminación acústica, y lo hace incluso años después de disiparse.
Lo desvela un nuevo estudio que se publica en las Actas de la Royal Society B. Es la primera vez que se analizan los efectos a largo plazo del ruido en las comunidades de plantas.
Hace doce años, un grupo de investigación se trasladó a Nuevo México y comprobó que las plántulas de pino piñón no crecían igual en todo un entorno similar: donde había ruido por las máquinas de extracción que trabajan en unos pozos de gas natural, los piñones eran hasta un 75 % menos numerosos que en zonas en silencio.
Recientemente, otro equipo se desplazó a la zona para comprobar qué había pasado con los piñones, y se encontró que en las zonas donde seguía habiendo ruido, la cosa seguía igual. En regiones donde se habían estado utilizando compresores del ruido para las extracciones de gas natural, la situación tampoco había mejorado a pesar de la reducción de ruido.
"Los efectos de la contaminación acústica humana están creciendo en la estructura de estas comunidades boscosas", dijo el profesor de biología y autor principal Clint Francis. "Lo que estamos viendo es que la eliminación del ruido no necesariamente resulta en una recuperación inmediata de la función ecológica".
"Algunos animales, como los arrendajos matorrales, tienen memoria episódica", dijo Jennifer Phillips, autora principal que trabajó en el proyecto mientras realizaba un posdoctorado en Cal Poly y que ahora es profesora en Texas A & M-San Antonio. "Los animales como el arrendajo de los matorrales que son sensibles al ruido aprenden a evitar áreas particulares. Puede tomar tiempo para que los animales redescubran estas áreas previamente ruidosas, y no sabemos cuánto tiempo podría llevar eso".
"Tenemos una comprensión decente de cómo y por qué los árboles fundamentales como el pino piñón se ven afectados por el ruido de nuestro trabajo anterior con arrendajos, pero también estamos viendo grandes cambios en las comunidades de plantas a través de cambios en la abundancia de arbustos y plantas anuales. Estos cambios probablemente reflejan los impactos del ruido en los animales que comen plantas, como ciervos, alces y varios insectos, además de los muchos polinizadores que son importantes para la reproducción de las plantas. En esencia, nuestra investigación indica que las consecuencias del ruido son de gran alcance y reverberan en todo el ecosistema a través de muchas especies".
Para conocer más sobre las causas que impiden que algunas plantas crezcan como se esperaría, los investigadores continuarán observando los cambios a largo plazo en los inventarios florísticos a lo largo del tiempo.