La mayoría de los ciudadanos ha respetado durante todo este tiempo las normas del confinamiento y ahora, las de la desescalada, pero existe un número de personas que parece ser que la palabra pandemia o los miles de muertos en todo el mundo no le dicen nada a la hora hacer caso al consejo de los expertos para no contagiarse.
Aunque son casos contados, durante todo este estado de alarma hemos podido ver imágenes de gente que ignorando la norma se ha ido a darse un chapuzón a la playa, tomar el sol en un banco o acudir a una celebración religiosa, saltándose todos los protocolos de seguridad.
Los psicólogos explican que hay varias razones por las que este grupo de personas se saltan la norma y todas ellas son inherentes a la naturaleza humana.
Desde la universidad canadiense de Regina en Saskatchewan, el profesor de psicología Gordon Asmundson ha analizado cómo los factores psicológicos influyen en la propagación y respuesta de la pandemia originada por el COVID-19, afirma CNN.
El experto ha dividido a la población en tres categorías, aquellos que responden en exceso: son las personas que han hecho acopio de alimentos para varias semanas, aquellos que terminaron con el papel higiénico durante los primeros días porque estaban asustados y ese acopio les daba tranquilidad.
Los que se encuentran en el medio, hacen caso a los consejos que se les pide pero no entran en pánico ni son demasiado permisivos con la situación.
Aquellos que no responden, los que desobedecen. Estos se consideran invulnerables, creen que la cosa no va con ellos porque no piensan que ellos se puedan infectar. Pero tampoco les preocupa que ellos puedan ser los transmisores a otras personas más vulnerables.
Este último caso sería el grupo que pudiese continuar propagando el virus en todo el país.
Desafiar las medidas impuestas por los gobiernos y los expertos es una de las formas que tienen de recuperar el control de una situación en la que se sienten impotentes.
Los enfermos por COVID-19 los sienten como lejanos, al igual que las muertes. Mientras no les toque dentro de su familia o su entorno, la visión de estas personas con respecto a la pandemia es la lejanía.
Steven Taylor, psicólogo y autor de ‘La psicología de las pandemias’, destaca que tanta información sobre la pandemia a través de los medios de comunicación, las redes sociales y las conversaciones de su entorno hace que estas personas queden insensibles a la gravedad.
El pensamiento individualizado al que cada vez estamos más acostumbrados en nuestra sociedad hace que las personas más vulnerables al virus sean las más perjudicadas.
El poco contacto y la nula interacción social entre los individuos puede afectar demasiado a las personas, especialmente a las personas mayores que no manejan las tecnologías que en estos momentos nos ayudan a aliviar la necesidad de contacto.