Últimamente, las zonas agrícolas y valles de Turquía se están enfrentando a un curioso peligro que puede costar la vida a muchas personas: los agujeros que están apareciendo en el terreno. Son tan grandes que podrían tragarse un autobús en cuestión de segundos, y su profundidad puede exceder los 30 metros. Pero, ¿qué los está provocando?
No es la primera vez que se registra la aparición de estos cráteres. Sucede desde hace 10 o 15 años, según ‘France 24’, sin embargo cada vez lo hace de manera más brusca y más habitual. La profundidad vertiginosa de estos surcos está devastando los cultivos de agricultores y amenaza con engullir las casas de los vecindarios más cercanos a las zonas afectadas. La región más dañada por ahora es la ciudad de Konya, en la Anatolia Central.
El motivo de todo este caos está en la meteorología. La escasez de agua que se repite desde hace más de una década ya es un clásico, y esto obliga a los agricultores a buscar otras fuentes de humedad para dar de beber a sus plantas.
Al indagar en el suelo en busca de agua, las cuevas subterráneas se ven incapaces de sostener el peso de la capa superficial del suelo y esta colapsa. A veces empieza con un agujero pequeño a causa de la disolución de las rocas porosas del subsuelo y de una caída del nivel freático del suelo, que después va haciéndose más grande, y otras se abre un socavón de enormes dimensiones de golpe.
Es un bucle bastante desesperante: los agricultores no tienen agua y hurgan en el suelo para salvar sus cultivos, pero al hacerlo provocan la formación de estos surcos gigantescos, que también resultan devastadores.