La causa tiene que ver con las estrellas y su combustión. Como si se tratase de las ascuas de una barbacoa, las estrellas ‘sueltan’ un aroma parecido a la chamusquina cuando llegan a su fin. En este proceso de quema masiva se desprenden lo que se conoce como Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (HAP), moléculas de fuerte olor que algún día fueron la masa madre de las formas de vida de la Tierra.
¿Cómo llegamos a detectar el olor de los HAP?
Estos hidrocarburos se encuentran por todas partes en el espacio, y en cantidades astronómicas (y nunca mejor dicho). Por eso, es normal que se adhieran a los trajes espaciales de los astronautas. Cuando entran de vuelta a la Estación Espacial, sus atuendos emanan un fuerte aroma a carne frita… más bien quemada.
El Sistema Solar, una mezcla de olores
Y todos muy desagradables. Su falta de oxígeno y su exceso de carbono en el ambiente acaba por dejar un aroma a metal caliente, gasolina quemada y barbacoa pasada.
Además, la atmósfera de cada planeta tiene un ambientador distinto en base a su composición:
· Urano, por su contenido en sulfuro de hidrógeno, amoniaco e impurezas, emana una mezcla entre pedos, orín de gato y huevos podridos.
· Júpiter, por su parte, no es mejor porque huele a pis. Gracias a la sonda desplegada en la misión Juno, que evalúa todo lo que encuentra a su paso.
· Los rovers de Marte han revelado que el planeta rojo es rico en dióxido de carbono (96%), lo que significa que no aporta ningún aroma al ambiente. Sin embargo, su superficie contiene compuestos de azufre, ácidos, magnesio, hierro y cloro, que son de fragancias muy peculiares que difícilmente podría soportar la humanidad (si al final se decide a poblarlo).
· Mercurio es un planeta 'flatulento': contiene en su atmósfera Magnesio, calcio, sodio y sulfuro de hidrógeno quedando olor a gas en su ambiente.
· Venus está lleno de nubes de ácido sulfúrico que emiten un olor a huevo podrido. Si a esto le sumamos las altas temperaturas que hay en el planeta, el ambiente cargado es insufrible.
· Aunque de Saturno no tenemos mucha información, sí que se sabe a qué huele su satélite Titán. La NASA ha recreado su ambientador pestilente a base de datos de espectometría recogidos por la nave espacial Cassini, y los resultados se asemejan a la gasolina.
· Neptuno escasea en metano, paradójicamente, pero sin embargo está lleno de monóxido de carbono que es totalmente inodoro.
Fuera del Sistema Solar la cosa cambia: si nos alejamos de la Vía Láctea, nos encontraremos con un Universo lleno de polvo estelar (origen de las estrellas) que mezcla distintas 'fragancias', algunas más agradables que otras: desde olor a huevo podrido hasta aroma de algodón de azúcar.