Si un teléfono móvil falla y da algunos problemas, ¿qué es mejor, reiniciar o apagar?
Reiniciar o apagar el teléfono móvil cuando falla es un proceso casi idéntico
La principal diferencia es que al reiniciarlo, no se apaga todo el hardware y vuelve a estar disponible antes
De igual modo, las memorias se vacían y todas las aplicaciones que estuvieran abiertas se cierran
Muchas personas no apagan nunca su teléfono móvil, una sencilla práctica que se suele realizar cuando se tiene algún problema técnico o cada vez que hay una nueva actualización del móvil, que lo hace de forma automática. Y es que no solemos tener en cuenta que también existe la posibilidad de reiniciar el dispositivo.
Ante la duda de apagarlo o reiniciarlo, cabe decir que son procesos prácticamente idénticos y que se diferencian muy poco entre sí.
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Cuando notamos que el comienza a fallar, que alguna aplicación se queda bloqueada o que la batería empieza a dar cualquier tipo de error, es muy probable que la solución pase simplemente por reiniciarlo y no por apagarlo del todo. Más que nada, porque el primer proceso es más rápido.
Si apagamos el dispositivo, todo se apaga. Es decir, cuando lo activamos de nuevo, primero se enciende la placa base y, a continuación, la memoria del teléfono, que busca el sistema operativo al mismo tiempo que la pantalla se va encendiendo y vemos lo que está ocurriendo. Una vez que todo esté listo, nos pide nuestro pin o la huella para empezar a usarlo.
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Buena parte del teléfono móvil permanece encendido cuando reiniciamos
En caso de reinicio, se vacían las memorias, se corta la alimentación y vuelve otra vez a funcionar como si nada hubiese ocurrido, siendo esta la gran diferencia: no hace falta apagar todo el hardware cuando lo reiniciamos, sino que buena parte permanece encendido.
Eso hace que el reinicio sea más rápido porque nos saltamos pasos. Del mismo modo, las memorias se vacían, todas las aplicaciones que tuviéramos abiertas se cierran y al recuperar el teléfono tras el reinicio tendremos que volver a abrirlas, y lo que no se hubiera grabado previamente habrá desaparecido.
En conclusión, a nivel tecnológico, viene a ser lo mismo reiniciarlo que apagarlo, salvo que se pierde algo más de tiempo si optamos por la segunda opción.