El pueblo de Curon Venosta, en el norte de Italia, quedó sumergido bajo las aguas de los lagos Lago di Resia, Lago di Curon y Lago di San Valentino alla Muta tras la Segunda Guerra Mundial. Todo cuanto se ve desde entonces es el campanario que sobresale, llamado el Campanile di Curon… Hasta ahora. Por primera vez en décadas, al asentamiento empieza a emerger después del drenaje del lago para realizar arreglos.
Puede que no sea Atlantis, pero Curon siempre ha estado invadido de misterio desde que quedó totalmente envuelto por agua hace 71 años. De hecho, existe una serie de terror recientemente creada por Netflix en torno a este enclave. La expectación ahora que empieza asomar es máxima.
Se encuentra en la región de Trentino-Alto Adigio, pegado a Liechtenstein y Suiza. Cuando los tres lagos que lo inundan se unieron en un único lago artificial, las gentes del pueblo se vieron obligadas a emigrar. Fue en torno a 1950. En realidad fue un hecho forzado, puesto que habrían sido las autoridades quienes dieron lugar al enorme cuerpo de agua para crear una planta hidroeléctrica.
Lo que se ve ahora son los restos de una aldea, unas ruinas que un día compusieron los edificios. Sin embargo, la iglesia romana del siglo XIV se conserva en un estado aceptable, y se está convirtiendo en el lugar más fotografiado de la ciudad.
El lago Resia está siendo drenado temporalmente para reparar el embalse. Puede que algunos antiguos habitantes de Curon estén visitando por primera vez en 71 años lo que un día fue su hogar.