El pico más alto de Japón, el monte Fuji, se ha teñido de blanco estos días en su franja más elevada. Esta estampa es el único indicio que necesitan los lugareños para dar por inaugurada la temporada de nevadas, y se ha producido este otoño antes de lo que acostumbra a hacerlo.
Con 3.776 metros de altitud, el monte Fuji es el pico más alto de todo el país. Cada otoño e invierno, el volcán inactivo se convierte en el mayor atractivo de la isla de Honshu por su espectacularidad. Desde el aire, cada año vemos imágenes de su cima asomando entre las nubes que parece flotar. Desde la tierra, los aficionados a la fotografía y fotógrafos profesionales no pierden la oportunidad de congelar el paisaje.
Desde la primavera hasta el otoño, el blanco es sustituido por un tono oscuro que el monte debe a la lava volcánica. Además, durante estas estaciones, el viento sopla desde el mar y la humedad tiende a taparlo, con que no suele ser hasta septiembre cuando deja ver su cima. El viento frío y seco del otoño y el invierno no favorece la formación de nubes, en su lugar tiende a llevar a Fuji un tiempo más estable.
“De acuerdo con el Observatorio Meteorológico Local de Kofu, el fin de semana continuaba el tiempo nublado y lluvioso y no se pudo confirmar el estado de la superficie de la montaña”, publica el medio ‘NHK’, pero el lunes 28 se ha podido confirmar gracias a las altas presiones que han propiciado un tiempo más soleado que el monte luce nevado al menos 24 horas antes que en 2019.