Si hay referente a lo tecnológico que nos inquieta —y mucho— es ver cómo la batería de nuestro smartphone desciende rápidamente mientras vemos muy lejos la llegada a nuestro destino para poder pegarnos al enchufe. Los precavidos llevarán su cómoda batería portátil y quienes tengan que utilizar el coche aprovecharán el trayecto para hacerlo. Sin embargo, puede que esta última opción no sea tan buena idea como crees, llegando incluso a ser contraproducente.
La explicación es sencilla, afirma Computer Hoy, ya que aunque pensemos que cualquier puerto USB puede cargar nuestro teléfono, lo cierto es que no todos están diseñados para ello. Los fabricantes montan dos tipos de puertos —USB 1.0 y USB 2.0— que dan una corriente muy inferior a la que precisa nuestro teléfono. Sin embargo, sí son perfectamente válidos para conectar un pen drive y reproducir música.
Esto hace que el dispositivo consuma energía a una velocidad más lenta de la habitual, provocando que el móvil se quede pillado o directamente no cargue más. Además, desde Bussiness Insider alertan que tampoco es bueno para el cargador.
"El amperaje es la clave", aseguran desde Motorpasión. El móvil recibe en el coche un amperaje de 0,5, suficiente para que se disponga a cargar pero no para que lo haga rápido. A menor amperaje, menor capacidad de carga y mayor durabilidad en los tiempos de recarga.
La solución para poder cargar el móvil de manera efectiva en el coche es optar por uno de los tradicionales conectores de 12V que aún incorporan los coches o instalar tomas USB específicas que se venden como accesorio.
Más desventajas
"Además de dañar el smartphone y el cargador, esta práctica puede dañar la batería de tu coche", afirma la web Ticbeat, aunque el riesgo aumenta si se trata de un coche viejo ya que puede que consumir energía directamente de la batería del vehículo.
En definitiva, como recurso ocasional no supone un problema grave, pero si es algo que haces con cierta frecuencia, la recomendación es que dejes de hacerlo cuanto antes.
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